Los Ángeles

Los tamalitos de doña Yoly contagian de alegría a sus clientes durante esta Navidad

Una vendedora ambulante le ha dado un giro personal a los tamales, un platillo tradicional durante la época de fin de año.

Telemundo

El tamal es una comida latino tradicional y muy popular durante la época navideña. Este es un platillo de masa el cual es cocinado normalmente en hojas de elote o de plátano con una variedad de sabores y tamaños.

Una vendedora local le ha dado un giro personal que ha conquistado diversos clientes en Los Ángeles. 

En la esquina de Venice y Veterans cerca de la autopista 405 en Los Ángeles encontrará a la señora Yoly Pérez vendiendo sus deliciosos tamales.

“Tengo sin chile para que lo pruebes”, le dice doña Yoly a uno de sus clientes.

Día tras día clientes llegan al puesto para escoger tamales de pollo, queso con rajas o de puerco pero es este pequeño tamalito que muchos hacen el viaje para probar.

“Oh, gracias, que pequeño”, dice otro cliente.

Yoly explica que el tamaño de su tamal hace que los clientes tengan una apreciación diferente de este platillo. “Hay experiencias muy bonitas con el tamalito chiquito”, asegura

La vendedora guatemalteca nos invitó a su casa para ver cómo prepara estos antojitos tan populares.

“Le pongo poquito pollo no mucho porque luego no cierra y luego lo doble y lo amaro”, cuenta Yoly mientras cocina sus tamalitos.

Uno por uno ella prepara cada Tamalito a la media noche y los cocina durante la madrugada para sus clientes. Un labor que lleva años realizando después de un agrio recuerdo.

“Una vez tuve una experiencia de comprar un tamal. Tenía mucha hambre y sabía horrible y lo tiré y gasté mi dinero. No quiero que le pase a la gente lo mismo. Quiero que prueba para que no gaste el dinero”, cuenta Yoly.

Poco tiempo después Pérez realizó un concepto tan simple y pequeño después de recibir una muestra de comida de un trabajador de un supermercado.

“Y me decían ‘yo le abro una bolsa’. Me dijo, ‘usted es el cliente y hago lo que usted pida’. Yo dije, ‘wow’, y me sentí muy especial”, recuerda Yoly.

Desde ese momento ella se enfocó en ofrecer una muestra de su pasión culinaria al cliente y fue así como creó el tamalito.

Una pequeña mordida pero nos asegura que está hecho con mucha paciencia y amor para cada persona.

“El tamalito si da (económicamente), pero para una persona es difícil. Acabo de hacer 600 y me tomó una semana y media. Por eso le explico a los clientes cuando no estoy allí es porque estoy haciendo tamales”, dice Yoly.

La vendedora asegura que muchos se han aventurado a probar los tamales debido a su tamaño. “Gracias a Dios les gusta y se van contentos”.

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