Alfredo Castañeda ha convertido su vida en la innegable prueba de que no hay que “rendirse jamás”, tras recibir un doble trasplante de órganos hace seis meses.
Castañeda tenía todas las probabilidades en contra. Su vida se desvanecía por una enfermedad congénita en el hospital y solo esperaba un trasplante de hígado y corazón.
“Yo soñaba con poder correr y me despertaba muy contento porque me veía corriendo otra vez”, cuenta Castaneda.
Luego de 3 meses de espera, recibió el regalo que mejoró drásticamente su vida. La tragedia de una familia fue convertida en vida después de la muerte, tras donar los órganos de uno de sus miembros, que falleció a los 17 años.
Luego de verse cara a cara con la muerte, Castañeda quiere con su testimonio de vida y renacimiento, enviar un mensaje a todo aquel que esté listo para escucharlo. Nunca perdió la esperanza, sino que se aferró a sus tres grandes aprendizajes.
“Fe, para creer que las cosas van a suceder; paciencia para esperar a que sucedan; y gratitud para poder agradecer todas las cositas que pasan para poder llegar a donde tienes que llegar”, señala Castaneda.
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Además de propagar su testimonio de vida en conferencias y en redes sociales, el regalo de vida que le fue dado lo está aprovechando al máximo. Se está ejercitando para acompañar a su hijo en su primera carrera de 5 kilómetros.
“Lo que haga en esta tierra, en este plano, no va a ser suficiente para agradecer todo lo que he recibido”, dice Castaneda.
