Azusa

Antigua escuela en Azusa muestra la historia de la segregación mexicana en California

El recinto perteneció a la Escuela Riley, donde asistían los niños de piel más oscura o un apellido hispano.

Telemundo

Jesse Vásquez, de 90 años, nació en Azusa, en donde todavía reside. Cuando tuvo edad suficiente para asistir a las escuela, lo hizo en una que era solo exclusiva para mexicanos. 

“Jugábamos afuera y hablamos español con los otros estudiantes”, recuerda Vásquez. “Y cuando estábamos en el cuarto, no más era un poquito de ingles”. 

La escuela a la que se refiere Vásquez perteneció a la Escuela Riley de la ciudad de Azusa. Era el aula para los estudiantes de kinder pero solo para niños mexicanos.

La Placita Olvera forma parte del Monumento Histórico El Pueblo de Los Ángeles, lugar que destaca la fundación de la ciudad, el 4 de septiembre de 1781.

A los niños se les enseñaba inglés y como ser estadounidenses. 

Vásquez recuerda que los estudiantes estuvieron segregados de la población blanca hasta el quinto grado. Pero esa segregación tambien se extendió a otros lugares, como las piscinas o la sala de cine.

“Era malo, porque en la escuela se me hace que nos podían enseñar más”, cuenta Vásquez. “Si hubiéramos estado revueltos, aprendiendo mas y haber hablado más inglés”.

Preservación de la historia

Según la historia de la ciudad de Azusa, la escuela era también el lugar de votación para las personas de origen mexicano, para quienes tuvieran la piel más oscura o un apellido hispano. 

Pero ahora, la ciudad de Azusa busca conservar la escuela como recuerdo de un momento doloroso de la historia de los mexicanos que vivieron en esa época en el condado de Los Angeles. 

La escuela, construida en madera en 1907, es la única que sigue en pie en todo el Valle de San Gabriel. Sin embargo, no se le recuerda por su arquitectura sino por su historia, una epoca en que los estudiantes de color eran separados de los alumnos anglosajones.

La Plaza del Mariachi ha servido de lugar para que los músicos, solistas, tríos que se reúnen para buscar trabajo, con la esperanza de ser contratados.

“Era una historia no tan bonita pero tenemos que recordar de dónde venimos para saber a donde vamos a ir”.

Expertos se encargaron  de levantarlo del sitio donde ha permanecido desde el siglo pasado y pasó por las calles de Azusa, hasta su destino final: el Veterans Freedom Park.

Allí será restaurada utilizando un fondo de $3 millones, provenientes del presupuesto de California. Una vez renovada, estará abierta al público con la esperanza de que esta parte de la historia no sea olvidada.

Vásquez asegura tener buenos recuerdos de su infancia en esa escuela y espera la fecha en que abra sus puertas, una vez más.  

“Ell [su hija], me va a llevar cuando ya esté hecha”, dice Vásquez emocionada. ¡Oh, si! No puedo pensar cómo la van hacer nueva”.

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