Una terapia que sana heridas emocionales de guerra

La interacción con lobos y otros animales ayuda a los veteranos a recuperar su paz mental.

Un gran porcentaje de veteranos de guerra vuelven de la batalla con trastornos mentales que, algunas veces, los llevan al suicidio. 

Sin embargo, algunos han logrado encontrar alivio conviviendo con animales salvajes. 

Uno de ellos es Matthew Simmons, quien estuvo en la Operación Tormenta del Desierto, en 1991. Pero, a pesar de que han pasado muchos años, tuvo dificultades para adaptarse a la vida civil debido a las secuelas de la guerra. 

"El trastorno postraumático es como un video que corre en tu cabeza, y no lo puedes apagar o cambiar”, cuenta Simmons. “Hay ciertas cosas en el ambiente que echan a andar ese video". 

Ese estrés postraumático, que lleva al suicidio a unos 20 veteranos de guerra al día, arrastro a Simmons al abuso del alcohol y los medicamentos. 

"Durante mucho tiempo, mi estrés postraumático me tenía en alerta constante, no confiaba en la gente", dice Simmons. 

Pero la vida de Simmons cambio, en 2008, al encontrarse con Wiley, un perro lobo a quien rescató. Esta criatura despertó su conciencia y fue el inicio de un proyecto que sirve de ayuda a otros veteranos como él. 

El “hombre de los lobos”, como es ahora conocido, fundo el Centro Lockwood, un lugar en donde conviven seres con cicatrices emocionales ya sea por maltrato o por cumplimiento del deber. 

Un centro que buscar cerrar heridas emocionales 

Veteranos enfrenta el stress postraumático cuidando de lobos.

El Centro Lockwood alberga a más 40 lobos, pero también ofrece refugio a caballos, zorros, coyotes y cerdos. Todos ellos ofrecen a los veteranos una forma de relajar su mente, al contacto con ellos y la naturaleza. 

"Muchas veces el tráfico de animales exóticos y el tráfico de drogas van juntos, así que cuando la policía decomisa las drogas, alguien tiene que recuperar a los animales, y ahí estamos nosotros", dice Erick Haro, cuidador en el Centro Lockwood. 

Estos animales, especialmente los lobos, recuperan la confianza del ser humano mientras ayudan a sanar la mente y el alma de los veteranos de guerra. 

Simmons destaca que, el lugar cuenta con personal entrenado, que conoce a los lobos y su comportamiento. Eso los ayuda a lograr un acercamiento al animal sin peligro. 

"Nosotros los rescatamos y los cuidamos, les damos de comer”, señala Richard Haro, uno de los cuidadores en el Centro Lockwood. “Si están enfermos les damos medicina, básicamente les damos una vida mejor”. 

La interacción entre el lobo y el hombre, resalta Simmons, es su conexión espiritual, ya que ambos se necesitan mutuamente para sobrevivir. También destaca que el lobo es una especie esencial en el balance del ecosistema, incluso para prevenir incendios forestales. 

"Los lobos son depredadores, ellos cuidan la naturaleza”, dice Simmons. “Y un veterano es un depredador. Protege un pueblo, una ciudad o la forma de vida de los estadounidenses". 

Esta comunión es lo que les permite regenerar emociones, señala Simmons. Es la forma en que los aullidos pueden sanar el alma.

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