Oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles decomisaron miles de libras de fuegos artificiales de un almacén en el sur de Los Ángeles el miércoles en la tarde.
Los juegos pirotécnicos se encontraban en una bodega ubicada en la cuadra 900 de la Calle 61, cerca de la intersección con la Avenida Central.
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El hallazgo ocurrió tras una investigación realizada por una unidad especializada del Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD). Los efectivos llegaron al lugar y encontraron una gran cantidad de fuegos pirotécnicos.
El escuadrón de bombas de la policía de Los Ángeles respondió al llamado del LAFD, alrededor de las 4 p.m., y retiró 38,000 libras de fuegos artificiales. El decomiso se extendió hasta la madrugada del jueves.
“Hoy temprano, el Escuadrón de Bombas de LAPD respondió a la cuadra 900 de East 61st St. por una gran incautación de fuegos artificiales”, informó el LAPD en un tuit.
“Nuestros oficiales están retirando y preparando cuidadosamente estos materiales peligrosos para el transporte, manteniendo su compromiso de mantener seguros a los miembros de nuestra comunidad y las empresas locales”.
Local
Las autoridades arrestaron a dos personas bajo el cargo de posesión de fuegos artificiales ilegales mayor de 5,000 libras.
Las personas detenidas fueron identificadas como Lorenzo Ponce, de 64 años, y Diego Ponce, de 34.
Una historia que evitaron repetir
El decomiso ocurrió a menos de un mes para la celebración del 4 de Julio y a casi dos años de la explosión de un camión de la unidad de bombas y explosivos de la policía de Los Ángeles con fuegos artificiales que habían sido encontrados en una vivienda en la Calle 27
Las autoridades decomisaron unas 5,000 libras de fuegos artificiales que guardaba Arturo Ceja III en su hogar, la tarde del 30 de junio de 2021.
El escuadrón antibomba determinó que era peligroso retirarlos del lugar por ser un área residencial, por lo que decidieron detonarlo en el lugar, con un camión especial.
Los oficiales fueron de puerta en puerta en el área inmediata, llamando a la puerta para decirles a las personas que abandonaran sus hogares antes de la detonación. Algunas personas no respondieron.
El vehículo no pudo contener la explosión. Al menos 17 personas resultaron heridas: 10 oficiales de policía y 7 residentes. Se cree que algunos de estos residentes fueron los que no abrieron la puerta cuando llamó la policía de Los Ángeles.
A mediados de julio, se determinó que 22 residencias, 13 negocios y 37 vehículos resultaron dañados.
Casi dos años después, algunas familias afectadas no han podido regresar a sus hogares.
