Los casos de COVID-19 y las hospitalizaciones volvieron a tener una tendencia a la baja este miércoles, lo que generó más optimismo de que el condado de Los Ángeles podría avanzar más en el plan de reapertura empresarial del estado, pero la directora de salud pública del condado dijo que seguirá predicando la vigilancia y continúan preocupándose por otro posible aumento de casos.
“Me alivia que estemos en nuestra recuperación, donde cada vez más personas están siendo vacunadas y los casos, las hospitalizaciones y las muertes continúan disminuyendo”, dijo Barbara Ferrer a los periodistas durante una sesión informativa en línea.
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“Pero ha tenido un precio enorme. Y sé que hay muchos como yo recordando lo que hemos pasado y cómo la vida de tantos ha cambiado para siempre por esta pandemia. Estos recuerdos deberían recordarnos que nos debemos a nosotros mismos y a nuestra comunidad llegar al otro lado de esta pandemia, siendo lo más cuidadosos posible para prevenir más enfermedades y muertes”.
Más tarde se le preguntó si estaba preocupada por un leve repunte esta semana en la tasa de transmisión de COVID en el condado, ella respondió rotundamente: “Somos salud pública. Siempre nos preocupamos de que los casos vuelvan a aparecer”.
“Nos vamos a preocupar hasta que lleguemos a un lugar donde tengamos la gran mayoría de las personas aquí en el condado de Los Ángeles vacunadas”, dijo Ferrer. “... Sabemos qué medidas podemos tomar sin vacunarnos para protegernos unos a otros. Nada ha cambiado en eso y la necesidad de hacerlo tampoco ha cambiado. “... Pero sí, nos vamos a preocupar y seguiremos pidiendo a las personas que nos ayuden asegurándonos de que, de hecho, no tengamos nada de ese 'deslizamiento' como usted señaló”, dijo.
“Necesitamos seguir manteniendo el número de casos bajo. También es lo mejor para todos. Mucha gente me está hablando de, ya sabes, 'Estoy tan emocionado, tal vez lleguemos al nivel naranja pronto'. Y sí, tal vez lo somos, pero llegamos juntos cumpliendo las reglas”.
El condado de Los Ángeles esta semana se movió del nivel púrpura más restrictivo del estado del Plan para una Economía más Segura, que rige la reapertura de negocios y actividades durante la pandemia.
El condado se encuentra ahora en el nivel rojo menos restrictivo, pero si los números de casos continúan con una tendencia a la baja, podría avanzar al nivel naranja a principios de abril, permitiendo más capacidad en las empresas y potencialmente reabrir bares para servicio al aire libre.
Pero Ferrer dijo que los funcionarios de salud vigilarán de cerca los números y las tendencias.
El lunes, el condado informó que la tasa de transmisión de COVID, que es el número promedio de personas que un paciente de COVID infecta con el virus, aumentó ligeramente en la última semana de 0.79 a 0.87. Aunque el número ha aumentado, sigue siendo inferior a 1.0, lo que significa que la propagación del virus todavía se está desacelerando en general. Si el número es mayor que uno, se espera que aumente el número de casos en general.
Ferrer informó el miércoles otras 75 muertes debido al COVID-19, aunque dos de esas muertes fueron reportadas el martes por funcionarios de salud en Long Beach. Las nuevas muertes elevaron el número de muertos en todo el condado de toda la pandemia a 22,580.
Trágicamente, Ferrer dijo que una de las muertes recientemente anunciadas fue una persona menor de 18 años, solo la segunda persona tan joven en morir en el condado durante la pandemia. La persona tenía una condición de salud subyacente, cuya naturaleza no se conoció de inmediato.
El condado también reportó otros 897 casos confirmados de COVID-19, elevando el total acumulado desde que comenzó la pandemia a 1,211,733. Según cifras estatales, había 861 personas hospitalizadas en el condado hasta el miércoles, con 225 personas en unidades de cuidados intensivos. El número total en realidad reflejó un ligero aumento desde el martes, cuando 857 personas fueron hospitalizadas.
Ferrer promocionó los esfuerzos de vacunación en curso, diciendo que el condado está administrando el 94% de las dosis que recibe en siete días, una estadística que calificó de “extraordinaria”.
Destacó la caída en pico de las cifras de infecciones entre los trabajadores de la salud y los residentes y el personal de los centros de enfermería especializada--los primeros grupos de personas que fueron elegibles para las vacunas. Dijo que las fuertes caídas en los casos son una clara evidencia de la efectividad de las vacunas.
Ferrer reconoció la posibilidad de que las personas intenten “saltar la línea” y vacunarse antes de ser elegibles, particularmente con las vacunas que ahora están disponibles para las personas que declaran por sí mismas en un sitio de vacunación que tienen una condición de salud subyacente que califica.
Pero dijo que los funcionarios de salud “tienen la esperanza de que todos vuelvan a esperar su turno”. “Nuestra experiencia es que siempre hay algunas personas que intentan saltarse la línea, pero la gran mayoría de las personas, de hecho, están siguiendo las reglas”, dijo.
