El Concejo Municipal aprobó hoy por unanimidad una ordenanza que regula Airbnb y otras plataformas de intercambio de hogares en Los Ángeles, dando fin a más de tres años de debate.
La ciudad no ha tenido una ordenanza que regule Airbnb, que conecta a los viajeros con anfitriones que buscan alquilar su casa o un dormitorio, pero logró un acuerdo con la compañía en 2016 para que pague los impuestos de hotel en nombre de sus anfitriones en un periodo de tres años.
La ordenanza que fue aprobada por el consejo permite a anfitriones calificados alquilar durante todo el año, para lo cual los defensores de la industria habían estado cabildeando. Los anfitriones pueden alquilar sus propiedades durante más de 120 días cumpliendo con ciertos criterios, incluido el hecho de que la propiedad no haya sido objeto de demasiadas infracciones molestas.
El concejal Mike Bonin dijo que la medida fue el resultado de muchos compromisos y está "lejos de ser perfecto", pero es "lo más cercano que podemos" de lograr el equilibrio adecuado entre todos los intereses en competencia. También dijo que la ordenanza probablemente sería reevaluada entre seis meses y un año después de su implementación.
Las unidades que caen bajo la Ordenanza de Estabilización del Alquiler no podrán ser alquiladas en virtud de la ordenanza, aunque el consejo puede regresar y abordar eso en el futuro. El Comité de Vivienda recientemente solicitó un informe que explorara la posibilidad de permitir que algunos residentes de bajos ingresos que viven en unidades de renta estabilizada sean anfitriones compartidos, aunque los detalles sobre quién calificaría y bajo qué condiciones no estaban claros.
La ordenanza, que debe ser firmada por el alcalde Eric Garcetti para que sea oficial, entrará en vigencia el 1 de julio.
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Según la ordenanza recién aprobada, solo se pueden alquilar residencias primarias, que se definen como un hogar donde el anfitrión vive al menos seis meses del año. El consejo creó la limitación en un esfuerzo por proteger el parque de viviendas disponibles de la ciudad y evitar que los propietarios compren edificios solo para alquilar en Airbnb u otras plataformas, o desalojar a los residentes para que su unidad pueda ser alquilada a corto plazo.
Un informe del Departamento de Planificación de la Ciudad dice que alrededor de 456,000 noches se reservaron solo con Airbnb en 2016, y aproximadamente 550,000 noches reservadas por todas las compañías que comparten hogares en 2017.
La ordenanza final es un esfuerzo por elaborar una política que satisfaga tanto a los anfitriones de alquileres a corto plazo, que dicen que su sustento depende de la práctica, como a los críticos que dicen que está contribuyendo a la escasez de viviendas de la ciudad y que afecta los problemas de calidad de vida en algunos vecindarios al permitir que el alquiler de las "casas de fiestas" molesten a los vecindarios que, de otra manera, serían tranquilos.
El concejal David Ryu dijo que la ordenanza "no es una solución perfecta, pero es el paso correcto".
