Estados Unidos vive una crisis de opioides sin precedentes, ya que en el país las muertes por sobredosis han superado los fallecimientos causados por accidentes automovilísticos.
Según cifras de los Centros de Control de Enfermedades (CDC), la crisis de opioides cobra diariamente la vida de 130 estadounidenses. Opiáceos como el fentanilo, oxycontin y vicodin son productos que suelen encontrarse en el mercado negro.
Pero también las autoridades se han enfocado en vigilar a las compañías farmacéuticas y a los médicos vinculados en la venta y distribución ilícita de estos medicamentos.
En febrero, la Administración para el Control de Drogas (DEA) arrestó a nueve profesionales de la medicina en el sur de California, bajo acusación de vender miles de opioides de manera ilícita.
El 23 de abril, el fiscal general acusó a un ex ejecutivo y la distribuidora de una compañía farmacéutica de presunta conspiración y narcotráfico. Esta es la primera acusación penal en la que se responsabiliza a compañías farmacéuticas por la crisis de los opioides.
