BUTLER, Pensilvania, — El presidente Donald Trump pone a prueba final si las grandes multitudes que a menudo asisten a sus actos políticos se traducirán en votos, en las 48 horas de la recta final de su campaña por la reelección que incluye una vertiginosa realización de eventos en estados cruciales que podrían decidir la contienda.
El presidente realizará el domingo cinco presentaciones en cinco estados solamente. Efectuará siete más el lunes para poner fin al último día completo de campaña.
Abajo en las encuestas y en desventaja financiera frente a su rival demócrata, Joe Biden, Trump está recurriendo a presentaciones que ayuden a mantener vivo su mensaje frente al electorado.
Sin embargo, se desconoce si esas apariciones ampliarán su atractivo más allá de sus posibles votantes. Y existe el peligro de que con las multitudes que asisten a sus actos --a menudo sin mascarillas-- se profundice la pandemia cuando aumentan los casos de coronavirus en Estados Unidos.
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Sin embargo, Trump que aun saborea su sorpresiva victoria al final en la campaña de 2016, considera su maestría escénica un elemento central de su atractivo de intruso que confía vuelva a repetirse este año.
“Permítanme preguntarles, ¿hay algún lugar mejor donde estar en cualquier momento y cualquier parte que un acto político de Trump?”, preguntó el presidente a una gran multitud en Butler, Pensilvania, que le respondió con una estruendosa aprobación.
Cuando ya han sido depositados más de 91 millones de votos, Trump y Biden ya no tienen tiempo para reconfigurar su contienda. En su lugar, están concentrándose en sus bases de simpatizantes y garantizar que cualquier posible simpatizante haya votado ya o tenga pensado hacerlo en persona el martes.
Para Biden, esto significa prestar gran atención a los electores negros que son parte critica de la coalición que necesita para ganar. Su equipo tiene confianza en la popularidad de Biden entre las mujeres, electores universitarios y aquellos que viven en los suburbios.
Sin embargo, preocupa a algunos demócratas que los electores no blancos puedan no estar entusiasmados con Biden y tampoco acudan a las urnas para apoyarlo, lo que podría ser devastador en estados cruciales como Pensilvania y Michigan, donde la contienda está muy reñida.
El desafío se exacerba debido a la campaña demócrata de este año para alentar el voto por correo a fin de impedir que las personas esperen formadas durante la pandemia. Pero esto va contra la tradición de algunos electores negros que prefieren votar personalmente el día de los comicios.
“La mayoría de los electores negros en Filadelfia han sido escépticos del voto por correo”, dijo Joe Hill, un experimentado operador demócrata convertido en cabildero de la ciudad. “Muchos de nosotros ya recibimos nuestras papeletas”, señaló Hill. Pero, “el día de las elecciones lo ha sido todo en Filadelfia”, agregó.
Biden dedicará gran parte del domingo en Filadelfia a alentar la asistencia de electores a los centros de votación. Participará en un acto llamado “almas a las urnas” dirigido a alentar a las congregaciones de las iglesias afroestadounidenses a que se organicen y voten.
Biden efectuó el sábado sus primeros actos de campaña en persona con el presidente Barack Obama en ciudades de mayoría negra como Detroit y Flint, en Michigan. Obama también hará el lunes campaña a favor de Biden en Georgia y el sur de Florida, otra zona de posible preocupación si los votantes latinos no participan en las elecciones.
PARTICIPACIÓN RÉCORD
Las cifras de votación anticipada y por correo está batiendo récords en este estado generalmente decisivo en las elecciones presidenciales de EE.UU.
Biden lleva la delantera en las encuestas a nivel nacional, pero su ventaja sobre Trump en Florida es mínima, tanto que técnicamente es un empate, según las últimas encuestas.
Hasta hoy han votado por correo o adelantado el 58.97 % de los más de 14 millones de electores registrados activos en Florida, 4,4 millones por correo y 3.8 millones por adelantado, según cifras de la División de Elecciones estatal.
El 39.5 % de esos votantes están registrados como demócratas y un 38.1 % como republicanos, un diferencia que se asemeja a la que muestran las encuestas entre Biden y Trump, insuficiente, si se descuenta el margen de error, para aventurar quien puede ser el ganador y más en un estado que cambia sus preferencias electorales en función de quienes sean los candidatos.
En 2008 y 2012 los floridanos contribuyeron a la victoria del demócrata Barack Obama y en 2016, por escaso margen, apoyaron a Trump, que le ganó a Hillary Clinton por apenas un punto en este estado.