Oficialismo gana elecciones en Honduras

TEGUCIGALPA, Honduras -- La reñida carrera presidencial de Honduras, un país abrumado por la violencia y la pobreza, cerró el lunes por la noche con el anuncio de resultados irreversibles por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) que consolidan la victoria de Juan Orlando Hernández tras 24 horas de silencio y declaraciones contradictorias por parte de los candidatos Después que los magistrados del TSE hicieron públicos los datos con 67.9 %% de los votos contados, Hernández, del oficialista Partido Nacional, consolidaba la tendencia señalada desde el domingo con 34.8% de los votos, y Xiomara Castro, del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) figuraba en segunda posición con 28.9%. Lourdes Rosales, portavoz del TSE, dijo a The Associated Press que "no es el resultado final pero marca una tendencia irreversible". Los observadores electorales, que han calificado el proceso de limpio, emitirán sus informes el martes tras una polémica que se prolongó apenas 24 horas después los dos partidos en liza se declararon vencedores el domingo y el lunes. Nadie celebró en las calles la victoria de Hernández. No hubo globos, ni caravanas en las calles. Nada. Su principal contrincante, Xiomara Castro, se había declarado vencedora el domingo sobre la base del 2% de los votos contados. Su esposo, el ex presidente Manuel Zelaya, derrocado en un golpe en 2009 que ha dejado el país sumido en la inestabilidad política, dijo el lunes por la mañana que no aceptaba los resultados. "Defenderemos nuestra victoria y si es necesario lo haremos en las calles", afirmó. Pero tras la polémica sus partidarios no reaccionaron y en las protestas espontáneas que se vieron en Tegucigalpa no había más de 100 manifestantes. Después que el Tribunal declaró la tendencia irreversible, LIBRE no ha reaccionado con ninguna declaración. Hernández, ahora virtual presidente electo, es abogado y subteniente de la reserva del Ejército. Comenzó a trabajar en el Congreso en 1990 como asistente y en 1997 fue elegido diputado por primera vez, cargo que ha mantenido ininterrumpidamente hasta el momento. Es presidente del Congreso desde que el presidente del país, Porfirio Lobo, fue nombrado en enero de 2010. Los detractores de Hernández lo han acusado de haber creado la mayor concentración de poder en manos de un solo hombre de la historia reciente de Honduras. Afirma representar a una nueva generación de líderes jóvenes dentro del Partido Nacional con el objetivo de separarse del liderazgo, muy criticado porque se le culpa de los peores indicadores económicos y de seguridad de la historia del país. Su campaña ha girado en torno a la seguridad y la polémica decisión impulsada personalmente como presidente del Congreso de sacar a las calles a la Policía Militar, creada recientemente. Cuenta a su favor la movilización de la estructura del Estado y del Partido Nacional, al que ha definido como una "máquina de llevar votos a las urnas". Su lema de campaña ha sido: "Voy a hacer lo que tenga que hacer para recuperar la paz y la seguridad en Honduras". Para sumar elementos curiosos de la época posterior al golpe, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha sido casi el único mandatario en felicitar a Hernández como presidente electo. Ortega fue aliado cercano de Zelaya tras su derrocamiento. Hernández y Castro llegaron casi empatados a las elecciones del domingo, según las encuestas, y había preocupación de que un resultado ajustado pudiera provocar inestabilidad y protestas. Pero la votación fue pacífica y con una alta participación. Es probable que Hernández gobierne con un Congreso dividido, cuyos 128 escaños fueron a elecciones el domingo pero no se conoce casi nada de los resultados. La situación cambiará poco en un Estado prácticamente fallido, empobrecido y en crisis continua de poco más de 8 millones de habitantes, que tiene la tasa de homicidios más alta del mundo y por el que transita la mayor parte de la cocaína que llega a Estados Unidos. La embajadora de los Estados Unidos, Lisa Kubiske y Ulrike Lunacek, jefa de la misión de Observación Electoral de la Unión Europea, dijeron que los informes con los que contaban avalaban la regularidad y transparencia de un proceso que se desarrolló sin incidentes, dignos de reseñar para los observadores internacionales. Castro, de 54 años, lideró la carrera presidencial durante meses identificándose como la candidata del cambio, prometiendo mejoras en la situación económica y una Asamblea Constituyente con la que refundar el país y cerrar la crisis que abrió el golpe de Estado que derrocó a su esposo. Hernández, de 45 años, recuperó la ventaja y se adelantó tras centrarse en un discurso que giró casi exclusivamente en torno a la seguridad y la creación de la Policía Militar para hacer frente a la violencia en las calles. También se refirió al golpe de estado de 2009. "El pueblo ha votado para dejar atrás la crisis política de 2009 que dejó a miles de hondureños sin empleo, emigrando y en una nación dividida y aislada", dijo Hernández.

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