7 muertos en explosión; 2 son mexicanos

NUEVA YORK - Una fuga de gas provocó el miércoles una estruendosa explosión que derribó dos edificios de apartamentos en East Harlem y dejó al menos siete muertos, más de 60 heridos y cinco desaparecidos. De acuerdo con la Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores de México, se presume que dos de las víctimas femeninas son mexicanas, así como un hombre, cuyos nombres no divulgó. De acuerdo con el comunicado 090, el ministerio de Exteriores mexicano "se registró el fallecimiento de dos personas del sexo femenino y se tiene conocimiento de una tercera persona del sexo masculino que se encuentra hospitalizado. Todos ellos bajo la presunción de ser nacionales mexicanos". Un inquilino dijo que los residentes se habían quejado repetidamente de un "insoportable" olor a gas en las últimas semanas. Al anochecer del miércoles cuadrillas de rescate finalmente comenzaron a buscar a posibles víctimas en medio de ladrillos rotos, madera astillada y metal retorcido después que los bomberos pasaron gran parte del día rociando agua para extinguir el fuego. Maquinaria pesada, como excavadoras y un bulldozer llegaron para despejar la montaña de escombros donde antes se levantaban dos edificios de cinco niveles en el vecindario de East Harlem. Se colocaron reflectores en el lugar y se maniobraba con una cámara de termo-detección a fin de identificar los lugares donde podría haber víctimas o bolsones de fuego. La tarea de rescate afrontaba condiciones difíciles a causa del clima, ya que se pronosticaba lluvia y temperaturas inferiores a 20º Fahrenheit. Partes de los escombros estaban inaccesibles a causa de un socavón causado por la rotura de la principal tubería subterránea de agua, dijeron las autoridades. La tremenda explosión ocurrió a las 9:30 de la mañana, en la avenida Park y la calle 116, no muy lejos de la esquina nororiental del Central Park, unos 15 minutos después que un residente informara de un olor a gas, dijeron las autoridades. La empresa Con Edison dijo que envió de inmediato un equipo de trabajadores a verificar el reporte, pero que cuando llegaron era demasiado tarde. La explosión destrozó los vidrios de las ventanas a una cuadra a la redonda, arrojó escombros en las vías del tren suburbano, envió densas columnas de humo al cielo e hizo que la gente saliera corriendo a las calles. "Se sintió como si un terremoto hubiera sacudido todo mi edificio", dijo Waldemar Infante, un portero de un edificio cercano que estaba trabajando en el sótano cuando ocurrió la explosión. "Había pedazos de vidrio por todas partes en el suelo y todas las tiendas tenían sus ventanas rotas", agregó. Emanuel Rivera, de 23 años, vive en la esquina de la calle 116 y Park Avenue, al otro lado de la calle donde ocurrió la explosión. Dormía en casa con su esposa Rehanna y sus dos niños cuando tuvo lugar. "Se escuchó una gran explosión. Todo el inmueble se sacudió. Vimos hacia el exterior y había gran cantidad de humo. Todo estaba en llamas", afirmó. Al igual que otros vecinos, Rivera dijo que desde el martes en la noche percibían un olor a gas. "Olía a gas desde ayer en la noche", agregó. La escuela Hunter College identificó a una de las personas que murieron en la explosión como Griselde Camacho, una oficial de seguridad que trabajaba en el edificio de Trabajo Social de la Escuela Silberman. Hunter, en un comunicado publicado en su sitio de internet, indicó que Camacho, de 45 años, había trabajado con la institución desde 2008. Una segunda persona fallecida fue identificada como Carmen Tanco, de 67 años e higienista dental. Su primo, el camarógrafo de News 12 Ángel Vargas, dijo que cuando ella no se presentó a trabajar el miércoles la familia inició una búsqueda desesperada. La policía identificó a la tercera víctima fatal como Rosaura Hernández Barrios, de 21 años. El cadáver de un hombre adulto fue recuperado de entre los escombros poco después de la medianoche del miércoles, según el portavoz del Departamento de Bomberos de la ciudad de Nueva York, Jim Long. Quedó certificado que el hombre murió en el lugar. Unas tres horas después, el cadáver de una mujer adulta fue encontrado el jueves entre los escombros, dijo el sargento John Buthorn, del Departamento de Policía de Nueva York. Buthorn dijo que los desaparecidos eran cinco. La policía dijo que por lo menos tres de los heridos de gravedad eran menores, uno de ellos, un muchacho de 15 años, estaba en estado crítico con quemaduras, fracturas y lesiones internas. Muchos de los heridos tenían lesiones menores, cortes y raspaduras. Funcionarios de los bomberos dijeron hay varios desaparecidos pero advirtieron que podrían no haber estado en los inmuebles. Un inquilino en uno de los edificios destruidos, Rubén Borrero, dijo que los residentes se habían quejado ante el propietario por el olor a gas apenas el martes, la víspera del desastre. Hace unas semanas, dijo Borrero, llamaron a los bomberos por el olor, y aseguró que era tan fuerte que un inquilino en el último piso dejó permanentemente abierta la puerta a la azotea para obtener ventilación. "Era insoportable", dijo Borrero, que vivía en un apartamento del segundo piso con su madre y hermana. El departamento de bomberos dijo que en una revisión de sus expedientes no encontró casos en el último mes en el que los inquilinos de ambos edificios hubieran informado de olores o fugas de gas. Jennifer Salas vivía en uno de los edificios. La mujer le dijo al diario The New York Times que su esposo, Jordy Salas, y su perro estaban en el edificio cuando ocurrió el derrumbe y estaban desaparecidos. "Hay seis niveles en el edificio, cada piso tiene un departamento", indicó. "Anoche olía a gas, pero el olor se desvaneció y nos fuimos a dormir", relató. Edward Foppiano, vicepresidente sénior de ConEd, dijo que sólo hay registro de una queja por olor a gas de cualquiera de los inmuebles siniestrados, y que fue en mayo, en el edificio contiguo al de Borrero. Era una pequeña fuga en la tubería del cliente y quedó reparada, dijo. La última vez que la manzana fue revisada fue el 28 de febrero, como parte de una revisión de rutina, y no se detectaron problemas, dijo Foppiano. Los dos inmuebles destruidos, los números 1644 y 1646 de la avenida Park, eran edificios de apartamentos de ladrillo de cinco niveles. Uno tenía una tienda de pianos en el primer piso, el otro una iglesia. Registros de la ciudad muestran que el edificio donde Borrero vivía estaba a nombre de Kaoru Muramatsu, propietario de la tienda de pianos. The Associated Press realizó llamadas a un número telefónico que estaba a nombre de Muramatsu, pero no hubo respuesta. Los registros de construcción de los edificios no muestran ninguna obra en marcha en ninguna de las dos direcciones, pero el edificio con la iglesia había obtenido permisos e instaló 36,6 metros (120 pies) de tubería de gas nueva en junio pasado. Con Ed informó que aún falta por ver si la fuga fue en la tubería principal de la compañía o en una instalación hecha por terceros en la tubería interior. La línea de gas central que abastece al área fue hecha de plástico y hierro fundido, y el hierro data de 1887, de acuerdo con Foppiano. "El tiempo no es por sí mismo un problema con el hierro fundido", indicó al señalar que Con Edison tiene un programa de reemplazo de hierro fundido y la compañía no tenía programado retirar la tubería en el próximo trimestre. Un equipo de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte llegó al lugar para investigar. La agencia investiga los accidentes de tuberías, además de los desastres de transporte. Bob McGee, el portavoz de ConEd, dijo que un residente de un edificio junto a los dos que colapsaron había reportado olor a gas dentro de su apartamento y pensó que podía venir de afuera. La empresa de servicios públicos envió dos cuadrillas dos minutos después de la llamada de las 9:15 de la mañana, dijo McGee. La tragedia paralizó el vecindario de East Harlem mientras la policía montaba retenes para mantener a los residentes lejos del lugar. El derrumbe arrojó al aire un humo espeso e irritante para los ojos. Algunas personas llevaban mascarillas quirúrgicas, mientras que otras se cubrían las caras con bufandas o con sus propias manos. Las aceras estaban llenas de vidrios rotos. Los testigos dijeron que la explosión fue tan poderosa que tumbó los productos de los estantes en las tiendas cercanas. El tren Metro-North, que da servició a 280,000 usuarios diarios en Nueva York y Connecticut, suspendió durante gran parte del día el servicio hacia y desde la Gran Terminal Central, uno de los centros con mayor número de viajeros en el país, mientras se retiraban escombros de las vías, se revisaba la integridad de la estructura elevada y se hacían recorridos de prueba con trenes por el lugar de la explosión para verificar si las vibraciones no ponían en peligro las acciones de rescate. El servicio se reanudó hasta la tarde. Un residente de uno de los edificios, Eusebio Pérez, escuchó la noticia de la explosión y se apresuró a regresar de su trabajo como técnico de pianos. "No queda nada", dijo. "Sólo un montón de ladrillos y madera." Pérez, de 48 años, dijo que compartía un apartamento con un compañero y no estaba seguro de qué iba a hacer después. "Sólo tengo lo que llevo puesto", dijo. "Tengo que encontrar un lugar para pasar la noche y organizar lo que van a ser mis próximos pasos".

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