
Las palabras fraude y estafa suelen usarse como sinónimos. Sin embargo, aunque podrían parecer lo mismo, expertos financieros señalan que no es así.
De acuerdo con Rogelio Belmonte, gerente comunitario de Chases, un fraude es una situación en que los malhechores utilizan la información personal, tarjetas de crédito o débito para acceder al dinero de la víctima sin su autorización.
Noticias California 24/7 en Telemundo 52.

“Un ejemplo de este tipo de fraude, sería si alguien, ya sea un conocido o un extraño, tuvo acceso a nuestro número de tarjeta, y la utilizó sin nuestro conocimiento”, explica Belmonte.
“Sale que compran algo en línea o van al cajero automático y sacan dinero. En esa situación, ellos están accediendo nuestro dinero sin nuestra autorización, lo cual sería fraude”.
Belmonte destaca que, en los casos de fraude, se pueden completar los pasos para revocar esas transacciones.
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Pero, en el caso de las estafas, es algo diferente. La víctima entrega el dinero voluntariamente a alguien más, normalmente bajo un engaño; pero aún así, está dando el dinero por decisión propia.
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“Una estafa es cuando personas nos manipulan y se hacen pasar por empresas o compañías conocidas para convencernos de darles nuestra información o dinero por maneras que no son protegidas”, señala Belmonte.
En estos casos, destaca Belmonte, el banco no le dará a la víctima las mismas protecciones ya que la persona estuvo de acuerdo en hacer el pago.
“De esta forma si les damos el dinero, ya lo perdimos”, explica Belmonte. [Es] difícil de recuperar cuando nosotros mismos les dimos el dinero. Decir que es fraude sería bastante difícil”.
Es por eso que los expertos financieros recomiendan a las personas tener mucho cuidado al realizar transacciones con conocidos y extraños. En estos casos, aunque la víctima haga la denuncia a la policía, es muy probable que las autoridades no puedan ayudarlo ya que entregar dinero por voluntad propia no se considera robo.
En esta situación, el afectado tendría que ir a corte y pelear por recuperar así su dinero.
Es importante desconfiar de cualquier persona que pida pagos electrónicos bajo el pretexto de representar a una compañía o agencia gubernamental, o que ofrezca una participación en una inversión o trato con criptomonedas, entre otros ejemplos.
“Tenemos que saber identificar estas situaciones para decir ‘alto, voy a parar’, desconectar la llamada y buscar ayuda para ver si es real”, aconseja Belmonte.