A un año del sismo en México: cientos viven en las calles

El terremoto del 19-S provocó daños en al menos 11,000 inmuebles.

Los esqueletos de lo que antes eran viviendas no dejan olvidar que aquí el sismo no terminado. 

Con melancolía, don Juan Saldívar ve el lugar donde pasó más de la mitad de su vida. En 1985 el terremoto derrumbó su casa y se mudó al sur de la ciudad,  donde el temblor del año pasado tampoco tuvo clemencia de él y de su esposa. 

"La impotencia de no poder hacer nada a un año, yo vivo de arrimado y el muerto y el arrimado a los 3 días apestan", lamenta Saldívar.

Su historia se repite en varios puntos de la capital mexicana.

Aquí más de 100 familias aún viven en la calle porque los trámites burocráticos, dice Laura Lara, han impedido que reconstruyan sus hogares. 

"Es triste y hay que sacar las cosas. No hay dinero; está triste la situación", lamenta Lara. 

En el lugar del epicentro del desastre, los ladrillos y el cemento amontonados son el principal paisaje. Pocos inmuebles se han puesto en pie, porque los apoyos no son suficientes, asegura Mirta González, y cada quien a su paso ha tenido que ir reconstruyendo su patrimonio. 

"Jojutla no se ha recuperado; habemos muchas familias a las que nos abandonaron", expresa González, una de las habitantes de esa comunidad en el estado de Morelos, hoy devastada también por las lluvias.

Las imágenes de la destrucción han dado vuelta al mundo; en ellas se ve la lentitud de la recuperación, pero también se proyectan las ilusiones de quienes tienen un nuevo sueño. 

"Nosotros somos la esperanza de la reconstrucción", asegura Adriana Lemus.

La habitante del edificio"Osa mayor" son algunos de los pocos que han visto una luz en el camino luego de que se quedaron sin nada. 

Su edificio se colapsó y ahora está resurigiendo de entre los escombros, aunque sus preocupaciones no han terminado. 

"Todavía nos falta como saber el costo del departamento y con cuánto nos vamos a endeudar", dice Lemus. 

Así que para todos ellos, las heridas materiales que dejó el terremoto siguen abiertas, por lo que piden que los puños de solidariadad se mantengan arriba hasta que el último afectado tenga de nuevo un hogar.

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