Los vendedores ambulantes siguen sufriendo las consecuencias de la pandemia y lidiando con las revisiones de la ciudad, en las que los inspectores frecuentemente les tiran toda su comida.
Recientemente, estos estuvieron en el área de Westlake, en donde los vendedores dicen que los inspectores los trataron de manera agresiva.
Manténte al tanto de las noticias locales y del estado del tiempo. Suscríbete a nuestros newsletters gratuitos aquí.
“Con letreros muy pequeños de salubridad llegaron a quitarles la mercancía, carnes, aguas frescas, papas, lo que podían arrasar”, dijo Sergio Jimenez quien trabaja para Community Power Collective, una organización sin fines de lucro.
“Les preguntamos que quienes eran. Vinieron a levantar [todo lo que teníamos] de una manera muy agresiva”, dice Julio Monterroso, uno de los vendedores ambulantes afectados.
Ahora vendedores como Monterroso también deben de preocuparse por un posible aumento en uno de los permisos requeridos por la ciudad para vender en las calles. A partir del primero de julio ese permiso casi se duplicará, aumentando de $291 a $541.
Un cambio muy desconcertante para los vendedores que dicen que hacer todo lo que es requerido para vender comida legalmente en la calle ya es bastante difícil.
Tan solo los carritos ambulantes, que si son permitidos, cuestan miles de dólares.
“Estamos hablando de $25,000 o $15,000”, comento un de los vendedores. “Hay muchos obstáculos”.
Varias organizaciones comunitarias y los vendedores le piden a los concejales de la ciudad que no permitan que se lleve a cabo el incremento.
“[Empezamos] a llamar a los concejales y [les pedimos que si] es posible el precio se mantenga.”
Se espera que los concejales de Los Ángeles consideren si deben o no de cambiar las cuotas el martes.