Patricia solía cargar con la herencia de incontables posesiones de todos los difuntos de su familia, hasta que un día decidió cambiar.
“¿Para qué? Cuando nos morimos, morimos desnudos. ¿Qué vas a hacer con todo eso?”, señala Patricia.
La mujer decidió seguir un estilo de vida más sencillo, basado en la filosofía minimalista, en donde reducir la cantidad de objetos materiales ayuda a apreciar lo que es realmente importante.
Los minimalistas procuran vivir con 100 cosas o menos, ya que su propuesta principal señala que “menos es más”.
“Vamos acumulando cosas a las que les otorgamos un valor, pero y cuando morimos... ¿De qué tanto nos sirvieron? ¿Qué tan feliz nos hicieron?, es la gran interrogante que hacen los minimalistas”, señala Patricia.
Patricia ha comenzado su proceso hacia una vida más simple, y piensa quedarse con solo lo que realmente usa, buscando plenitud en experiencias y no en posesiones
Si minimizar las posesiones es algo que causa relajación y tranquilidad, terminará siendo un paso positivo. Pero, convertir el minimalismo en algo compulsivo, es algo a lo que hay que tenerle cuidado.
Local
Sin embargo, en una sociedad moderna, en donde el consumismo genera la tendencia de acumular cosas sin medida, menos puede terminar siendo más, para quienes saben apreciarlo.