Dalila Granados entró al quirófano con 8 meses de embarazo. Después de un parto natural de 17 horas, dio a luz un bebé sin vida.
“Le tuve que decir adiós y ese adiós fue duro”, recuerda Granados. “Pero creo que lo más duro fue haber llegado a mi casa y ver la cuna, la ropa de bebé. Pero como yo siempre confié en dios, traté de agarrarme de él en ese momento de tristeza”.
Ella es una de los cientos de mujeres que han adoptado los muñecos conocidos como “bebés renacidos”. Son muñecos hiperrealistas creados con el fin de ayudar a las familias que han perdido a un recién nacido.
Para mitigar su tristeza, Granados mantiene muy cerca de ella las cenizas de su hijo, a la que puso por nombre Tasei. Están dentro de un muñeco al que ella adoptó.
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Su creadora, Yolanda Gómez, destaca que son muñecos que cuentan hasta con un corazón que se puede escuchar al apretar su pecho.
“Mi satisfacción está en eso: en que alguien pueda llenar ese huequito en su corazón con ellos”, destaca Gomez.
El proceso de fabricación de los “bebés renacidos” comienza con piezas de vinilo elaboradas por una escultora que luego pinta cuidando los más mínimos detalles. La elaboración de una muñeca tarda varias semanas y, por lo general, son diseñados a petición de los padres adoptivos.
“[Algunas personas] creen que estoy loca” señala Granados. “Que como puedo ver por medio de un muñeco a un bebé, pero no es eso: lo veo con amor”.
Expertos en psicología resaltan que las terapias con bebés hiperrealistas suelen ser efectivas, siempre y cuando se realicen bajo supervisión profesional.
“Son objetos que ayudan a superar el duelo, que van acompañando esas etapas del duelo, pero no pueden ser sin dudas el reemplazo en el tiempo de ese niño que se perdió”, dice Christina Balinotti, doctora en psicología familiar.
Aunque no reemplaza a su bebé, Granados ha volcado en el “bebé renacido”, el amor que siente por su hijo fallecido.
“Para mí no hay nada más especial que él en mi vida”, dice Granados. “El amor que le tenía que dar a mi bebé real, se lo he dado a él”.
