Un legado imborrable en el Este de Los Ángeles

La Preparatoria Roosevelt fue punto de encuentro de movimientos estudiantiles de los años 60.

Si sus paredes pudieran hablar, una escuela preparatoria del Este de Los Ángeles podría contar sobre los hechos históricos más relevantes que han ocurrido en esa área de la ciudad.

La Preparatoria Roosevelt ha sido el recinto que durante 95 años contribuyó con la formación de los inmigrantes del Este de Los Ángeles.

“Realmente es un orgullo ser parte de esta escuela”, cuenta uno de sus ex alumnos, Jorge Magallanes. “tiene una historia desde los años tempranos".

Su lugar en la historia de Los Ángeles lo obtuvo al convertirse en el punto de encuentro de multitudinarias marchas estudiantiles. Estas manifestaciones incluyeron el movimiento chicano de los años 60, las famosas huelgas o “walkouts” en 1968, donde los latinos protestaron en contra de la discriminación y exigieron un mejor trato de parte de los profesores y el distrito escolar.

Ese recinto escolar fue fundado en el 1923 en Boyle Heights y recibió el nombre del entonces presidente número 23 de Estados Unidos, Theodore Roosevelt. Llegó a ser considerada una de las preparatorias más grandes del país y un lugar que ha jugado un papel fundamental en la historia social y política del Este de Los Ángeles.

Pero, el modernismo llegó también a este lugar histórico que ahora deberá enfrentar reformas a su estructura, como la demolición de su auditorio, que alguna vez hizo resonar los timbales de Tito Puente y el ¡Azúcar!, de Celia Cruz.

“Nos sentimos un poquito mal, un poquito tristes pero a la misma vez contentos porque los muchachos van a tener un edificio ‘State of the Art’, un poco más nuevo", dijo Alfonso Tautimez, quien se graduó en la escuela en 1971.

El proyecto de reformas contempla derribar once estructuras que conforman un distrito histórico para transformarlas en 6 nuevos y modernos inmuebles. El costo del mismo asciende a 173 millones de dólares.

Sin embargo, la Fundación Nacional para la Preservación Histórica se niega a que estos edificios sean demolidos, ya que forman parte del patrimonio cultural y arquitectónico de la nación.

“Yo creo que lo voy a sentir más cuando ya no vea el edificio ahí", dice José Arellano, refiriéndose al auditorio. Arellano es maestro y creador de un concierto en donde un grupo de ex alumnos se reúne cada año para recaudar fondos para el departamento de música.

Aun cuando una parte fundamental de la historia de varias generaciones es reducía a escombros, muchos aseguran que, ni con retroexcavadoras, podrán borrar el legado de casi un siglo de una escuela que ha sido testigo de la historia en primera fila.

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