Victoria millonaria para trabajadores de lavacarros

A los empleados presuntamente no se les pagaban salarios justos ni horas extras.

Trabajadores de dos lavados de autos en Los Ángeles a los que presuntamente no se les pagaban salarios justos, recibirán más de un millón de dólares como restitución bajo un acuerdo legal anunciado el martes por el abogado de la ciudad Mike Feuer.

El lavado de autos de Silver Lake y el lavado de autos de Catalina, supuestamente no pagaban a sus trabajadores el salario mínimo, horas extras ni descansos de forma rutinaria, mientras que también los tenían sujetos a intimidación y manipulación de testigos, dijo Feuer.

"El resultado creemos que es la cantidad más significativa que se haya pagado en restitución a empleados de lavado de autos aquí en Los Ángeles, de lo que sabemos”, dijo Feuer.

Bajo los términos del convenio, Silver Lake Car Wash Inc., Catalina Car Wash Inc., y el supervisor principal de los dos lavados de autos, Yoosef Aminpour, acordaron pagar más de 1 millón de dólares como restitución a alrededor de 60 personas empleadas en el lavado de autos desde el 18 de enero de 2014 hasta el 30 de junio de 2018.

Aminpour no pudo ser contactado para que comentara al respecto.

Los acusados también aceptaron pagar $519,027 en multas civiles, y $35,996 en costos de litigios a la Oficina del Fiscal de la Ciudad.

Los acusados también serán puestos bajo un mandato de cuatro años que exigirá el cumplimiento completo de todas las leyes de salario, horas aplicables y reglamento, dijo Feuer.

El fiscal anunció el acuerdo en una conferencia de prensa en el Ayuntamiento de la ciudad ante tres de las presuntas víctimas, incluyendo al menos una que actualmente sigue trabajando en una de las empresas mencionadas.

La demanda también alegó que la gerencia de lavados de automóviles falsificó registros de nómina, intentó manipular testigos y dio falsos testimonio en el litigio, incluso amenazando y/o sobornando a los empleados.

El negocio de autos supuestamente no daba descansos o tiempo para almorzar a sus trabajadores, además de que no les proporcionaba el equipo de seguridad adecuado, lo que obligó a algunos de ellos a comprar sus propios guantes y botas.

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