La vida de Jose Bernardo Becerra y su familia cambió el 30 de junio de 2021.
Ese día, la detonación controlada de los fuegos pirotécnicos decomisados en el vecindario de la Calle 27, los alejó de su residencia en el sur de Los Ángeles.
“Cambió la vida de todos y cada uno de los miembros de mi familia”, dice Becerra.
Becerra destaca que ha sido la prueba más grande que han tenido. Ellos estaban en su hogar al momento de la explosion, un incidente que los dejó con lesiones duraderas y una experiencia traumática que no pueden olvidar.
“Quedaron cicatrices físicas. Quedaron cicatrices emocionales”, dice Becerra.
La negligencia de la detonación controlada realizada por la policía de los ángeles dejó autos destruidos, al igual que casi 30 casas del sur de Los Ángeles.
Becerra y su familia ven las fotos de los recuerdos en ese hogar. Sueñan con regresar pero la ciudad aún la está reparando, casi un año después.
“Casi un año y todavía no se nos quita el miedo a las explosiones. No se nos quita la angustia de estar sin un hogar”, resalta Becerra.
PAGO POR LOS DAÑOS
Quince familias siguen en un hotel pagado por la ciudad de Los Ángeles. Pero no ha sido fácil para ellos porque, con la explosion, perdieron sus casas, sus autos y su tranquilidad.
La oficina del concejal Curren Price tiene $5 millones en fondos para ayudar a los vecinos afectados.
La actual residencia de la familia Becerra es un hotel con cuartos amoblados, pagado por la ciudad de Los Ángeles, en el centro de la ciudad. Diez miembros de la familia Becerra viven allí de los cuales, tres son ancianos. Uno de ellos tiene dificultades para caminar y otro sufre de demencia.
La ciudad se comprometió en arreglar la vivienda de Becerra pero, según su abogada , las autoridades no han respondido las quejas formales para reembolsar los gastos médicos y el daño sufrido.
Hay más de cuatrocientas quejas, la ciudad solo ha pagado 68.
Y, como si eso fuera poco, esta semana le robaron sus herramientas de trabajo, valoradas en $1,500. Sin embargo, solo tiene un deseo en mente.
“Que ya se acabe esto y que quede solo el recuerdo más amargo de nuestras vidas”, dice.