Algunos miembros de un panel de vigilancia del condado de Los Ángeles piden al alguacil Jim McDonnell que inicie una investigación exhaustiva sobre las denuncias de una sociedad secreta de agentes que califica a sus miembros con tatuajes de calaveras.
La revelación de esta semana que un agente del alguacil admitió haberse hecho un tatuaje hace dos años como parte de un ritual dentro de la estación de Compton, ha generado preocupación de que las hermandades de agentes, parte de una controvertida subcultura de la agencia, han persistido a pesar de los esfuerzos de reforma del departamento, informó The Angeles Times.
Hernán Vera, quien es miembro de la Comisión de Supervisión Civil del Alguacil, dijo que la confesión del agente de que él y otros 20 tienen los tatuajes característicos fue “perturbador'', informó The Times.
“No es el tipo de cultura que desea fomentar en el Departamento del Alguacil del siglo XXI”, dijo Vera, directora del bufete de abogados Bird Marella.
McDonnell dijo que durante el último año, el departamento ha estado examinando tatuajes, logos y simbolismo de los agentes dentro de la organización, pero no ha lanzado una nueva investigación sobre los oficiales de la estación de Compton.
"No soy de una generación donde los tatuajes son aceptados como lo son hoy", dijo McDonnell, quien dijo que estaba descontento cuando se enteró hace un par de semanas de las confesiones del agente bajo juramento, informó The Times. “Estoy viendo lo que hay detrás. ¿Es sólo arte corporal? ¿Es algo que se refleja bien en nuestros valores fundamentales?".
El departamento tiene una historia de grupos clandestinos con nombres como Reguladores, Grim Reapers y Jump Out Boys que han sido acusados de promover tácticas altamente agresivas y perpetuar un código de silencio entre los miembros. Hace casi 30 años, un juez federal dijo que el Club Vikingo era una "pandilla supremacista blanca y neonazi".
Local
Las últimas revelaciones, detalladas esta semana por The Times, se centran en una deposición dada en mayo por el diputado Samuel Aldama, quien describió bajo juramento un tatuaje en su pantorrilla con una calavera en un casco militar con las letras CPT para Compton, junto con un rifle, rodeado de llamas.
Aldama dijo que se había hecho el tatuaje en junio de 2016, unos dos meses antes de verse involucrado en el tiroteo fatal de Donta Taylor, informó The Times.
