A pesar de que la venta de marihuana con fines recreativos es legal en California, proliferan muchos dispensarios que operan sin licencia.
Se calcula que, por cada dispensario ilegal que las autoridades cierran, otros dos abren de la misma forma.
“Se estima que el mercado legal en la ciudad de Los Ángeles es de aproximadamente 187 con licencias”, destaca Adriana Gómez, cofundadora de Social Equity L.A.
Sin embargo, otras 1,000 mas no cuentan con licencia para vender cannabis. Pero, muchas veces, es difícil diferenciar entre uno legal y otro sin licencia.
“Si entras a un establecimiento y el producto está en bolsas y esta suelto y te lo están pesando en esos momentos, ese establecimiento no tiene licencia”, señala Gómez.
Los dispensarios legítimos pasan inspecciones al azar y someten sus productos a un análisis de un laboratorio acreditado que los identifica con un código especial.
Los productos legítimos tienen dos etiquetas que los identifican. Una de ellas es el sello de inspección del laboratorio; la otra es el sello de aprobación estatal. Esta última, sin embargo, puede falsificarse fácilmente.
“Lo que yo les puedo asegurar es que el producto que viene de nosotros, específicamente, está bajo todas las regulaciones que nos ha pedido el estado y también la ciudad”, señala Miguel Ángel Aldaz, del dispensario DC Collective.
Es lo que a veces no ocurre en los lugares donde se vende en forma ilegal. Pruebas de laboratorio han encontrado en ellos desde deshechos humanos hasta pesticidas que pueden causar cáncer.
