La separación de familias sigue causando daños y heridas psicológicas para quienes han sufrido en carne propia esta situación.
Tres hermanos atraviesan por el dolor de no estar con su madre, ya que ésta fue detenida y deportada a México. Ahora ellos deben afrontar el futuro sin la presencia de su pilar.
La mayor de ellos tiene 19 años y tuvo que abandonar la escuela para hacerse cargo de sus hermanos, un niño de 12 y una niña de 8, quien padece de Síndrome de Down. Pero no cuenta con un documento que la acredite como tutora de los más pequeños.
Ellos viven con una tía pero el administrador del complejo de apartamentos donde residen les pidió desalojar el departamento debido al número de personas que lo ocupan. Son siete menores y un adulto los que actualmente viven allí.
Aunque, por los momentos, los jóvenes enfrentan la incertidumbre de no saber qué será de ellos, una organización sin fines de lucro está tratando de ayudarlos.
Mientras tanto rezan para que su madre regrese a este país y pueda vivir con ellos como antes, como una familia.
