Un exconserje de una iglesia católica en Maywood está demandando a la Arquidiócesis de Los Ángeles, alegando que se vio obligada a renunciar en 2019 después de que un sacerdote la tocara en la rectoría y trató de obligarla a meterse en su cama.
La mujer de Long Beach busca daños compensatorios y punitivos no especificados en la demanda presentada el viernes en el Tribunal Superior de Los Ángeles.
La demandante trabajaba como custodia en la Iglesia Católica Santa Rosa de Lima, cuyos terrenos incluyen una escuela y una rectoría que albergaba las áreas de vivienda y oficinas del reverendo Primitivo González y el pastor Darío Miranda, según la demanda.
En la mañana del 30 de julio de 2019, la demandante dice que se le indicó que limpiara la rectoría parroquial, incluyendo el espacio vital privado de González. Normalmente se le asignaba para mantener solo la escuela y la iglesia, pero el empleado que normalmente mantenía la rectoría estaba ausente ese día, dice la demanda.
La demandante, que no estaba familiarizada con la rectoría porque no la había limpiado antes, se encontró con González en la cocina del primer piso, y él le mostró las distintas habitaciones, incluyendo la suya propia que contiene una recámara con baño privado, según informó la demanda.
La demandante alega que estaba limpiando la bañera en el baño de González de espaldas a la puerta cuando "repentina e inesperadamente sintió" sus brazos alrededor de ella y sus manos tocándola.
“La demandante estaba completamente conmocionada y aterrorizada”, dice la demanda. "Su boca se abrió y su cuerpo se congeló".
Cuando pudo darse la vuelta, trató de alejarse de González, pero él continuó avanzando hacia ella con las manos aún sosteniéndola, alega la demanda. Según los documentos judiciales, usó su cuerpo para detenerla contra la pared del baño y trató de besarla mientras ella luchaba y movía la cabeza.
González le dijo a la demandante: “Mamá, sueño contigo. Vamos a la cama. Te voy a alimentar bien, así puedo mantenerte feliz”, alega la demanda.
La mujer dice que finalmente se liberó de González y huyó a la lavandería y cerró la puerta.
El presunto asalto dejó a la demandante con una "angustia emocional extrema y debilitante" que continúa hoy, según sus documentos judiciales, que dicen que dejó su trabajo por consejo de su proveedor de atención de salud mental en noviembre de 2019.
Un representante de la Arquidiócesis no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
