La directora jubilada de una escuela primaria católica en Torrance, quien como monja hizo voto de pobreza, se declaró culpable el jueves de los cargos federales de malversar más de $835,000 en fondos escolares para mantener el hábito de jugar y pagar otros gastos personales después de que un juez dijo que el caso sería “complicado” porque no ve a las monjas como “gente común”.
Mary Margaret Kreuper, de 80 años, de Los Ángeles, se declaró culpable de cargos por fraude electrónico y lavado de dinero, que en conjunto conllevan un total de hasta 40 años en una prisión federal.
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El juez federal de distrito Otis D. Wright II fijó la sentencia para el 7 de febrero.
El juez inició la audiencia de declaración de culpabilidad diciéndole al tribunal que fue criado como católico romano, “y educado por monjas. Y no veo a las monjas como personas comunes”.
Wright dijo desde el banco que el caso “será difícil, pero ese es el trabajo. A diferencia de la mayoría de los casos, este será complicado”.
Luego le preguntó a Kreuper, vestida con una blusa de flores, cabello gris recogido en un moño ordenado, si tenía “un problema conmigo presidiendo este asunto”. Ella respondió: “No, su señoría”.
Después de que Kreuper fuera acusada el mes pasado, sus abogados emitieron un comunicado diciendo que la hermana Mary Margaret “está muy arrepentida por lo que sucedió. Tan pronto como fue confrontada, aceptó toda la responsabilidad por lo que había hecho y ha cooperado plenamente con las fuerzas del orden y la Arquidiócesis”.
Según los abogados defensores Mark A. Byrne y Daniel V. Nixon, Kreuper se convirtió en monja cuando tenía 18 años, y durante los siguientes 59 años “dedicó su vida a ayudar a los demás y a educar a los niños en las escuelas arquidiocesanas. Desafortunadamente, más adelante en su vida ha estado sufriendo una enfermedad mental que nubló su juicio y la llevó a hacer algo que de otra manera no habría hecho. Lamenta mucho cualquier daño que haya causado”.
Fuera de la corte el jueves, Byrne se negó a comentar. En su acuerdo de culpabilidad, Kreuper reconoció que durante un período de 10 años que finalizó en septiembre de 2018, desfalcó dinero de la Escuela Católica St. James.
Como directora, un puesto que ocupó durante 28 años antes de jubilarse, Kreuper era responsable del dinero que la escuela recibía para pagar la matrícula y las cuotas, así como las donaciones caritativas, según el documento presentado en la corte federal de Los Ángeles.
Kreuper controlaba cuentas en una cooperativa de crédito, incluida una cuenta de ahorros para la escuela y una establecida para pagar los gastos de manutención de las monjas empleadas por la escuela, dijeron los fiscales.
Kreuper desvió fondos de la escuela a la Cuenta del Convento de St. James y la Cuenta de Ahorros de St. James y luego, como admitió en su acuerdo de culpabilidad, utilizó los fondos desviados “para pagar gastos que la orden no habría aprobado, y mucho menos pagado para incluidos los grandes gastos de juego incurridos en casinos y ciertos cargos de tarjetas de crédito”.
Kreuper admitió además que falsificó informes mensuales y anuales a la administración de la escuela para encubrir su conducta fraudulenta y “adormeció a St. James School y a la administración para que creyeran que las finanzas de la escuela estaban siendo debidamente contabilizadas y sus activos financieros debidamente salvaguardados, lo que, a su vez, permitió a la acusada Kreuper mantener su acceso y control de las finanzas y cuentas de la escuela y, por lo tanto, continuar operando el esquema fraudulento”.
Los fiscales también dijo que Kreuper ordenó a los empleados de la escuela St. James que modificaran y destruyeran los registros financieros durante una auditoría escolar. Kreuper admitió que, durante el transcurso del plan, causó pérdidas a la Escuela Católica St. James por un total de $835,339, según la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos. Cuando se le preguntó cómo se declaró culpable de los cargos, el acusado dijo en voz baja: “Culpable, su señoría”.
El juez le advirtió a Kreuper que esperaría que ella hiciera una declaración en la sentencia y agregó: “No tengo que preocuparme viniendo de usted.”
