Luego de meses de estar postrado en cama, el patriarca de un hogar latino del sur de California por fin será dado de alta.
Los médicos no le daban esperanza de recuperación a Pascual Sánchez, quien estaba hospitalizado debido al COVID-19.
Su familia casi se ve en la necesidad de tomar la decisión más difícil de sus vidas.
“Le dijimos que ya no queríamos que sufriera él y que íbamos a tomar la decisión de dejarlo ir en paz“, cuenta Claudia Niño, una de sus hijas.
Sanchez, de 62 años, llevaba semanas en cuidados intensivos, entubado y conectado a un ventilador. Un trasplante de riñón y una operación cardíaca lo pusieron en la lista de pacientes bajo alto riesgo de complicaciones graves por COVID-19.
Niño destaca que nunca esperaron estar en medio de la espada y la pared al tomar una decisión que representaría la oportunidad de vivir o morir para su padre.
“Fue un domingo y [el médico] dijo que el lunes nos iba a conseguir una cita para ir a verlo por última vez”, señala Niño.
Su hija cuenta que rezaba día y noche por la recuperación de Sánchez y que sus súplicas finalmente dieron resultado al ver que los médicos optaron por una cirugía de tráquea.
La operación dio resultado ya que, a las dos semanas, ya no necesitaba de cuidados intensivos y lo transfirieron a otro hospital.
Ahora está ansiosa de por fin poder abrazar a su padre luego de semanas de no saber si lo podría volver a hacer.
“Nosotros, con todo esto, hemos aprendido que lo último que se pierde es la fe”, dice Niño. “[Pero], igualmente, que se cuiden”
La madre de Niño y sus esposo también se contagiaron de Covid-19 pero lograron una recuperación satisfactoria.
