Lo que sería un día normal de trabajo en la vida de Carlos Ayala, terminó con un incidente que lo envió a un hospital con severas lesiones.
Ayala y otros dos compañeros realizaban trabajos de pavimentación de un segmento de una calle en el área de Garden Grove. Al ver un grupo de adolescentes que salían de un club de karaoke, les pidieron que no pisaran la zona asfaltada.
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La respuesta de los jóvenes fue una brutal agresión que lo dejó con sangrado cerebral, fractura de cráneo y el cerebro hinchado, según cuenta su hija, Sara Ayala.
La joven sufre al ver a su padre postrado en una cama de hospital.
“Yo lo encontré y lo tuve que reconocer como si él no estuviera vivo, no se vale”, cuenta la joven.
El incidente ocurrió el 20 de junio, en un área de la Calle Brookhurst, alrededor de las 12:45 a.m. Los atacantes formaban parte de un grupo conformado por 15 a 20 jóvenes.
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“No les pareció y fue que reaccionaron de esa forma”, cuenta Sara Ayala. “Él solo estaba trabajando, no es para que lo agredas a tal extremo que el quede así. Ya son siete días en el hospital”.
La joven buscó a su padre durante más de nueve horas en varios hospitales hasta que finalmente lo localizó, en condición crítica, en el Centro Médico de la Universidad de California, en Irvine.
Durante los primeros dos días permaneció inconsciente y los médicos señalan que su pronóstico es reservado.
“Dicen ellos que va a hacer un proceso tardado, porque el daño a su cerebro fue mucho y todos los golpes están en su cabeza”, señala Sara Ayala.
La familia de Carlos Ayala lamenta que las autoridades no hayan podido identificar y capturar a ninguno de los agresores.
Tampoco comprenden que no hayan dado a conocer los videos de las cámaras de seguridad de los negocios cercanos al lugar donde ocurrió el ataque. Es por ello que piden el apoyo de la comunidad.
“Ya hubieran agarrado a alguien o ya supieran quién fue el que lo dejó así de mal", dice Sara Ayala. “Si alguien sabe algo por favor que digan”.
