Los científicos de UC Irvine han publicado un estudio que muestra que los fuegos artificiales del 4 de julio emiten contaminantes que pueden representar riesgos importantes para la salud, por lo que están fomentando una reinvención de las celebraciones típicas del Día de la Independencia que son más respetuosas con el medio ambiente.
El autor principal del estudio, Amirhosein Mousavi, un becario postdoctoral en el Programa de Salud Pública de la UCI, dijo a City News Service que los contaminantes fueron peores el año pasado porque las restricciones de cuarentena de COVID-19 estimularon más exhibiciones individuales de fuegos artificiales en el patio trasero.
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En lugar de reunirse con los vecinos para ver fuegos artificiales, “básicamente todos tenían fuegos artificiales”, dijo Mousavi.
En promedio, el año pasado, el condado de Los Ángeles experimentó un aumento del 50% con respecto a 2019 en los contaminantes en el feriado del Día de la Independencia que fueron generados por los fuegos artificiales, dijo Mousavi.
“Eso fue tan impactante”, dijo. “La contaminación disminuyó durante las restricciones de encierro porque había menos gente conduciendo y más trabajando desde casa, pero todo cambió cuando los residentes lanzaron cohetes de botella y otros dispositivos pirotécnicos”, dijo.
“La gente necesitaba ver alguna celebración porque era el 4 de julio, lo que entiendo, pero no eligieron una de las más seguras” que se sugirió, dijo Mousavi. Los científicos compararon el aire con el norte de California, donde las leyes son más estrictas con respecto a los fuegos artificiales y había menos contaminación en el norte, dijo Mousavi.
Los investigadores de la UCI pudieron utilizar tecnología más nueva para medir la contaminación en el aire. Los sensores de PurpleAir pudieron obtener datos más específicos en varias áreas. Antes, los datos provenían de áreas geográficas mucho más grandes, lo que diluyó lo que estaba sucediendo en varios vecindarios más propensos a la actividad de fuegos artificiales, dijo Mousavi.
De todos los condados de California, el condado de Los Ángeles experimentó los niveles más altos de contaminantes en el aire relacionados con los fuegos artificiales durante el 4 de julio de 2019 y el año pasado.
Parte de eso tiene que ver con la topografía, ya que los vientos del océano impulsan los contaminantes hacia el este y las montañas los bloquean, dijo.
La contaminación relacionada con los fuegos artificiales también fue el doble en los vecindarios que albergan a residentes de nivel socioeconómico más bajo, más minorías y aquellos con mayores índices de asma, dijo Mousavi.
La contaminación relacionada con los fuegos artificiales fue mayor en las ciudades del norte del condado de Orange, donde se permiten los fuegos artificiales “seguros y cuerdos”, dijo Mousavi.
Las exhibiciones de fuegos artificiales más grandes y organizadas que realizan los gobiernos locales son tan tóxicas como los fuegos artificiales del patio trasero, dijo Mousavi.
“Podrían ser reemplazados por alternativas mucho mejores”, como “espectáculos de drones” o pantallas láser, dijo Mousavi. Los espectáculos de drones están ganando popularidad en Japón, por ejemplo, dijo Mousavi. Las “generaciones más jóvenes” prefieren los espectáculos con drones en días festivos como la víspera de Año Nuevo en Japón, dijo Mousavi.
“Los espectáculos con drones son más sostenibles”, dijo. Una inversión en drones será mucho más barata a largo plazo que lanzar nuevos lotes de pirotecnia tradicional año tras año, dijo Mousavi.
Los contaminantes generados por los fuegos artificiales pueden aumentar los riesgos de cáncer, así como los ataques de ansiedad para las personas con asma, dijo Mousavi.
Los contaminantes pueden ser absorbidos por los pulmones y pasados a otros tejidos del cuerpo, dicen los investigadores. Los fuegos artificiales contienen bario, cobre, magnesio, potasio y estroncio.
“Se sabe que estas partículas finas causan una amplia gama de efectos adversos para la salud, que incluyen mortalidad prematura, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, resultados adversos del embarazo y enfermedades neurológicas”, dijo Jun Wu, profesor de salud pública de la UCI que es coautor del estudio.
