LOS ÁNGELES (California) - Los enfermos terminales de California podrán poner fin a su vida de forma legal con fármacos recetados por un doctor dentro de tres meses, lo que pone fin a la incertidumbre para los pacientes moribundos que esperan la eutanasia.
Los legisladores estatales aplazaron una sesión especial de atención médica el jueves, lo cual allanó el camino para una ley que permitirá que el suicidio asistido por un médico entre en vigor el 9 de junio.
La ley aprobada el año pasado convirtió a California en el quinto estado en la nación que adopta la práctica, pero los pacientes han sido dejados en el limbo hasta que concluya la sesión especial y la ley entre en efecto 90 días después.
La legislación fue aprobada después del muy publicitado caso de Brittany Maynrd, una californiana de 29 años con cáncer cerebral que se mudó a Oregon en el 2014 para poder poner fin a su vida sin tener problemas legales.
Los partidarios de la ley dicen que no saben cuántos enfermos terminales en California han estado esperando a que entre en vigor. Los opositores consideran que podría provocar suicidios prematuros.
Una partidaria destacada, Christy O'Donnell, madre soltera de 47 años con cáncer pulmonar que demandó al estado para exigir el derecho de tomar medicamentos con el fin de acabar con su vida, murió el mes pasado en su casa en el norte de Los Ángeles antes de conseguir la opción.
Elizabeth Wallner, madre soltera de 52 años de Sacramento con cáncer de colon en etapa 4, el cual se ha extendido a su hígado y pulmones, afirmó que le alivia que la fecha haya sido fijada finalmente.
"Me da una gran paz mental saber que no seré obligada a morir lenta y dolorosamente", declaró Wallner en un comunicado proporcionado por Compassion & Choices, un grupo de defensa del derecho a morir que trabajó muy de cerca con Wallner y otros para hacer campaña por la legislación.
El senador demócrata Bill Monning, autor del proyecto de ley, dijo que los pacientes o los familiares de éstos han contactado a su oficina todos los días desde que el gobernador Jerry Brown firmó la legislación en octubre pasado.
"Obviamente es una gran sensación de logro y uno histórico para California, pero se ve atenuada por la pérdida de gente grandiosa que peleó para obtener la aprobación del proyecto", dijo.
Las instituciones religiosas, como los hospitales católicos, pueden elegir no participar y prohibirles a sus médicos apoyar cualquier muerte asistida. Los pacientes deben tener dos reuniones con un doctor antes de que se les pueda recetar un fármaco que acaba con la vida.