Con cinco votos a favor y cero en contra, la junta de supervisores del condado de San Bernardino, acordaron que el racismo se ha convertido en una crisis de salud pública.
“Nosotros estamos consientes de la falta de reconocimientos y consideración a nuestros semejantes, a nuestros hermanos y hermanas de color trigueño”, dijo la supervisora Josie González.
El racismo afecta en todos los sectores, de acuerdo a los supervisores, y como resultado hay disparidad en estabilidad familiar, en la salud y el bienestar mental, la educación, el desarrollo económico y el empleo entre otros. Es decir, la gente afroamericana e hispana tienen menos oportunidades o no reciben los mismos servicios que una persona blanca.
“Los servicios en varios elementos no llegan igualmente a toda la gente. Eso es también reconocer una de las faltas”, dijo González.
Esto significa que ahora se formará un grupo de equidad compuesto por líderes de la comunidad negra y expertos de todo el condado.
Su trabajo consistirá en examinar los efectos del racismo, incluida en la atención médica, la vivienda, la educación y el desarrollo de la fuerza laboral.
La declaración se produce inmediatamente después de las recientes protestas de brutalidad policial de George Floyd que resaltaron las disparidades en la justicia y la calidad de vida en las comunidades de color.
Local
La meta es llegar a las comunidades con información valiosa y dejarles saber que los cambios beneficiarán a todos por igual, sin importar el color de piel, la religión o la procedencia de las personas, según lo declaró la supervisora.
En los próximos días, habrá información en la página web del condado sobre servicios y donde acudir en caso de que sufra de racismo o discriminacion.
