Hoy, 31 de enero, se conmemoró un hecho revolucionario en la historia de Los Ángeles, donde miles de chicanos salieron a las calles a manifestar su enojo por la discriminación y falta de derechos.
Han pasado más de 50 años desde que el movimiento chicano reuniera a más de 30,000 personas, resistiéndose contra la desigualdad y en contra de las injusticias de las autoridades.
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“Andaban ahí en la calle, todo muy bien, cuando de repente los policías se pusieron a gritar y tirar cosas a los que estaban”, contó Arlina Hernández, activista del movimiento Chicano.
Encabezados por activistas y líderes universitarios, la manifestación fue reprimida por la policía, quitando así la vida de la voz más trascendental de la comunidad mexicoamericana, Rubén Salazar, al ser impactado por un proyectil lanzado por la policía.
“El único reportero que reportaba tal y como fuera, y hablaba mucho por nosotros, yo sé que por algo lo mataron”, dijo Rosy Cejudo, del movimiento Chicano.
Pero lo que comenzó como una injusticia, terminó en resistencia, ya que chicanos en todo Los Ángeles salieron el 31 de enero de 1971 a manifestarse por la muerte de Rubén Salazar, protesta en la que Feliz Cadena, fue víctima de una bala por parte de la policía.
“Hoy fue el día en que me dispararon”, dijo Cadena, sobreviviente de la violenta manifestación de 1971.
Local
Hoy miembros de los “Brown Beret” (boinas café), el grupo que lideró el movimiento, se unieron a conmemorar el acto de resistencia, comprometiéndose a seguir luchando por un cambio social para la comunidad inmigrante.
“Lo que queremos es que no se olviden de sus raíces. Los jóvenes de ahora, no saben de sus raíces, y queremos que nunca se les olvide que hay gente que peleó por sus derechos civiles”, dijo Rosy Cejudo, miembro del movimiento Chicano.
Uno de los legados de la moratoria chicana fue que inspiró a una generación de activistas mexicoamericanos a salir al mundo y luchar por convertirse en los médicos, abogados, profesionistas y activistas sociales buscando mejorar a la comunidad por ellos mismos, y reconocen la necesidad de llevar la historia a las nuevas generaciones.
