Artista agradece su deportación a México

Considera que el regreso forzado a su país lo ayudó a convertirse en empresario.

Un experto en tatuajes tomó ventaja de su deportación a México para convertirse en empresario.

La tinta, su talento y la deportación dieron a un artista tapatío el impulso para convertir su repatriación en una plataforma para convertirse en empresario.

Jose Álvarez, conocido como “Spanky”, fue deportado en 2009 pero no dejó que el regreso forzado a su patria lo desanimara.

"Busqué trabajo en estudios, tenía algunos conocidos”, cuenta Álvarez, actualmente de 42 años. “Con la ayuda de mi hermano y lo poquito que junté en un año abrí el estudio, al principio fue bien difícil".

Coloridas calaveras, arlequines y rostros decoran las paredes del estudio de Alvarez, considerado uno de los mejores artistas del tatuaje de la frontera.

“Spanky” comenzó a dibujar en las calles de Los Ángeles, donde creció, y llegó a colarse hasta los mas altos estudios de Hollywood.

Actualmente tiene dos negocios ubicados en la Avenida Revolución, en Tijuana, en donde emplea a catorce personas, entre nativos y repatriados, a quienes intenta animar con su ejemplo.

"Me siento orgulloso de lo que he logrado pero siento que también tengo que ayudar a los que se dejan ayudar, hay mucha gente que va y viene", dice Alvarez.

Al estudio llegan clientes primerizos y nerviosos que se acercan a “Spanky” por su reputación. Pero también otros que regresan por la calidad de sus dibujos.

"Vienen de todas partes del mundo muchos de San Diego, Los Ángeles", cuenta Alvarez.

Lo único que extraña de Estados Unidos, resalta “Spanky”, son los hijos que dejó allá. Sin embargo, no tiene intenciones de volver porque, aunque gana menos dinero, la libertad de crecer, crear y creer en sí mismo no tiene precio.

"Estar aquí te abre los ojos para crecer como artista, como persona, como amigo"

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