Una residencia a poca distancia de Estados Unidos

Un agrónomo deportado decidió construir su casa detrás del muro fronterizo en Tijuana.

Cuando las autoridades estadounidenses deportaron a Francisco Manríquez, prefirió llevarse consigo a sus hijos estadounidenses para que no vivieran alejados de su padre. Una vez en México se dedicó a la tarea de construirles un hogar.

Pero el hogar de la familia Manríquez está ubicada en un lugar en donde pocos pensarían construir: donde acaba el muro que divide a México y Estados Unidos, en la cima de una colina en un lugar llamado Nido de las Águilas en Tijuana.

"Cuando llegué a la Ciudad de Tijuana, llegué como todo migrante, cuando uno se estabiliza aquí es una vida que en Estados Unidos no teníamos", señala Manrique.

Su casa al lado del muro es muy distinta a la que tenían en Perris, hace siete años. Su nuevo hogar esta hecho de lona y puertas de cochera y en ella viven sus pequeños, todos nacidos en Estados Unidos. Los niños crecen lejos de su país.

"Tal vez no teníamos para comer pero estábamos juntos", dice Manríquez.

Con sus conocimientos de agronomía, este michoacano ha instalado una granja en donde cría puercos y chivos.

"Terminé el bachillerato de técnico agropecuario, siempre me han gustado los animales. En los Estados Unidos tenía chivos", cuenta Manríquez.

Y aunque Manríquez asegura que a veces sueña con el otro lado, regresar ya no es una opción para él. Solo sus hijos decidirán en un futuro de qué lado quieren vivir.

"Ya no está en mi corazón regresar", señala Manríquez.

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