Marzo de 1928: Una mirada al colapso de la Represa St. Francis

Más de 400 personas murieron en el colapso de la presa St. Francis en marzo de 1928, una falla de ingeniería civil que desató una avalancha de agua en el sur de California.

En marzo de 1928, la peor falla de ingeniería civil en la historia de California mató a más de 450 personas cuando un muro de agua abrió un camino de asombrosa destrucción desde un cañón al norte de Los Ángeles hasta la costa.

La presa de St. Francis en el cañón de San Francisquito, a unas 40 millas al noroeste de Los Ángeles, se derrumbó justo antes de la medianoche del 12 de marzo de 1928.

La brecha dejo libre 12 mil millones de galones de agua que se esparcieron por la región, transportando lodo y escombros a través de las ciudades comunidades agrícolas en un alboroto terrorífico que duró más de cinco horas y se extendió hasta el Océano Pacífico en Oxnard.

La inundación provocada por el hombre marca la segunda mayor pérdida de vidas en un solo desastre en California. Sólo el terremoto de San Francisco de 1906 causó más muertes.

Marzo de 1928: Cuando la Represa de St. Francis causó muerte y destrucción a su paso

La construcción de la presa de St. Francis comenzó en 1924 en un lugar que se encuentra aguas arriba de lo que hoy es el parque temático Six Flags Magic Mountain en Valencia.

La presa alcanzó una altura de 205 pies y una anchura de 1.300 pies cuando la barrera de hormigón, una pieza clave del sistema de agua diseñada por el ingeniero de agua de Los Ángeles, William Mulholland, que transformó la ciudad en lo que es hoy, se completó dos años más tarde.

El agua suministrada por el Acueducto de Los Ángeles, que permitía que el agua fluyera hacia el sur desde los embalses en las montañas de Sierra Nevada al este del estado seco, entró en la represa en mayo de 1926, lo que le dio a Los Ángeles un sistema de reservas que podría durar al menos un año.

Parecía que Mulholland había logrado gobernar sobre la naturaleza, pero hubo señales tempranas de que solo era una fantasía.

Los residentes y los trabajadores cerca de la represa, incluido el cuidador de la represa, Tony Harnischfeger, notaron problemas desde el principio. Según el diario Los Ángeles Times, Harnischfeger, quien vivía debajo de la presa con su familia en una pequeña casa de campo, llamó a Mulholland al sitio para inspeccionar una fuga de lodo.

El asistente principal de Mulholland declaró que no había ninguna amenaza por la filtración después de la inspección.

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Unas horas más tarde, alrededor de la medianoche, los Harnischfege fueron entre los primeros en morir cuando una pared de agua rugió en el cañón. El agua llevó escombros, rocas, lodo, árboles y cualquier otra cosa en su camino en una imparable ola de destrucción.

Cientos de casas, puentes, carreteras y otros edificios fueron destruidos, según el Departamento de Recursos Hídricos de California. La fuerza del agua y los escombros era tan poderosa que retorció un tramo de la vía del ferrocarril entre Castaic Junction y Piru.

Un estimado de 37,5 cuadrados de tierras de cultivo fue barrido. La avalancha de agua fluyó hacia el lecho del río Santa Clara y lo siguió a través de varias ciudades, incluyendo Filmore, Santa Paula y Castaic.

No había nada parecido a un sistema de advertencia avanzado, que podría haber proporcionado a los residentes río abajo de la corriente del agua el tiempo para evacuar. En cambio, los operadores telefónicos llamaron a las comunidades en el camino del agua y los oficiales de motocicletas corrieron hacia las comunidades en peligro, informó el Los Ángeles Times.

El agua continuó su camino mortal un día más, hasta alrededor de las 5:30 a.m.

Todo lo que quedaba de la presa era una sola columna, de pie como una lápida sepulcral entre la devastación. Esa sección, que aparece en una foto de portada en el Los Ángeles Times del 14 de marzo de 1928, fue luego destruida en pedazos.

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La cifra de muertos se estimó en más de 450, pero los expertos dicen que esa cifra podría ser mucho mayor. Algunos cuerpos fueron descubiertos años después del colapso, otros fueron arrastrados al mar.

La saga marcó lo que efectivamente fue el final de la legendaria carrera de Mulholland, una trayectoria que siempre dejó su huella en la infraestructura de agua de Los Ángeles. Cuando testificó en la investigación del forense, Mulholland dijo: "Envidio a los muertos".

El jurado de la investigación no recomendó el procesamiento, pero culpó a Mulholland por el desastre.

"La construcción de una represa municipal nunca debe dejarse a juicio exclusivo de un solo hombre, sin importar cuán importante sea", dijo el jurado.

Más tarde, una comisión estatal determinó que la represa estaba mal construida en un sitio geológicamente inestable. Un año después del desastre, los legisladores crearon lo que se convertiría en la División de Seguridad de Presas del Departamento de Recursos Hídricos de California. Los geólogos e ingenieros de la división revisan y aprueban los planes de construcción de represas y realizan inspecciones periódicas.

Un monumento al lado de la Planta de energía San Francisquito No. 2 en San Francisquito Road está dedicado a las víctimas. El Monumento Histórico de California No. 919 se encuentra a aproximadamente media milla al sur del sitio de la represa, que puede ubicarse buscando, en su mayoría, tiras de concreto enterradas. 

En febrero de 2019, el Senado de los Estados Unidos aprobó la creación de un nuevo monumento nacional para el sitio.

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