Un trabajo sucio que ofrece una segunda oportunidad

Ex reclusos se reintegran a la sociedad limpiando baños portátiles en Los Ángeles.

Hay ciertos trabajos que muy pocos quieren hacer, pero otros lo hacen con gusto porque lo consideran como una oportunidad para empezar una nueva vida. 

Uno de esos trabajos se ubica en el Parque MacArthur, en el centro de Los Ángeles. Allí, algunas personas se dedican a limpiar los baños portátiles que han sido colocados en el área. 

“Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Y para eso estoy aquí. Me encanta lo que hago y es una forma de contribuir con la comunidad”, dice Brian Spencer, de la compañía Pit Stop, encargada de la limpieza de estos baños. 

Ese trabajo lo ejecutan con esmero, con una actitud positiva y hasta con una sonrisa. 

Los trabajadores que laboran para están conscientes de lo difícil que es encontrar trabajo, especialmente cuando, en el pasado, cometieron crímenes que los mantuvieron tras las rejas por mucho tiempo. 

“Andábamos en cosas malas. Pero cuando uno puede decir sabes, que, aunque andamos en cosas malas tú tienes algo que puede ayudar, si tú lo transformas en algo positivo, tú puedes sacar eso y usarlo [para] lo bien”, dice David Zambrano, otro de los empleados de Pit Stop. 

El trabajo parece difícil y sucio. Sin embargo, para ellos es un nuevo comienzo, especialmente con el sueldo, que consideran que no está nada mal. 

“Gano más que ‘mínimum wage’”, dice YJah Jordan, supervisor en Pit Stop. “Es algo que nunca he ganado yo”.

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