Magorety Reveles vive en Florida y, como muchos inmigrantes, vino a este país con un equipaje ligero y muchos sueños.
"Yo quería darles una vida mejor a mis hijos”, dice Reveles.
Pero, para ello, tuvo que alejarse de sus padres y sus hijos, a quienes dejó en Guanajuato.
"La última vez que lo vi [a su padre] me dio su bendición”, cuenta Reveles con tristeza. “Me dijo, ‘cuídate mucho mija’. Si papá”, [le contesté].
Pasarían más de 22 años antes de que Reveles pudiera reunirse con su familia. Durante ese tiempo, algunos de ellos fallecieron.
“A mi mamá ya no la volví a ver”, cuenta Reveles. “Mi mamá ayer cumplió cinco años que falleció. Eso ha sido lo más difícil”.
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Reveles emigró a Florida sin documentos, por lo que no puede salir del país. Tampoco fue fácil para ella despedirse de una vida para comenzar otra.
"Han sido dolores muy fuertes dejar a mi mamá, a mi papá y a mis hijos”, dice Reveles.
Esa espera terminó hace poco ya que pudieron reunirse con la ayuda del programa Mineros de Plata, auspiciado por el gobierno de Guanajuato. Después de más de dos décadas, ese esperado reencuentro sucedió en la ciudad de Orlando, con un esperado final muy feliz.