El juego de apertura de la temporada de 2011 entre los Dodgers de Los Ángeles y los Gigantes de San Francisco fue una fecha que pasó a la historia por la paliza que recibió Bryan Stow por parte de los fanáticos de los Gigantes.
Este año, sin embargo, otro fanático de los Dodgers, Francisco Rodríguez, también fue golpeado. Sin embargo, esta vez fueron guardias del lugar quienes lo acusaron de fomentar la violencia en el estadio.
De acuerdo con expertos en psiquiatría, los actos de violencia que protagonizan los aficionados de algún deporte son causados por frustraciones no equilibradas, ya que, ver un partido del equipo favorito en un estadio se convierte en un contagio emocional
Esto ocurre, destacan los expertos, a las hormonas espejo, que son responsables de la empatía de la imitación de otros, aunque éstos estén equivocados.
“La violencia puede venir hasta de los ganadores porque los ganadores están teniendo una euforia que no permite que el perdedor trate de poner en duda o de disminuir el mérito”, señala el psiquiatra Jairo Gómez.
Gritar, insultar, lanzar objetos o cometer actos de vandalismo, destacan psicólogos, es parte de la frustración no equilibrada que, sumada al alcohol, genera un desequilibrio emocional.
Los expertos también destacan que el nivel intelectual de una persona influye en sus reacciones y emociones.
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“En general una persona con un nivel de educación que no le ha permitido analizar las situaciones como la de una persona que tiene más estudios, va a tener más dificultades para resolver el problema pacíficamente”, dice Gómez.
Esa violencia en los estadios, que ha dejado a fanáticos heridos y daños materiales, la vigilancia de las autoridades es ahora más minuciosa.
“Nuestro enfoque es que no ocurran estos eventos estos incidentes para la seguridad del público”, dice el portavoz del Departamento de Policía de Los Ángeles, William Bustos.
Clubes alrededor del mundo tratan de encontrar soluciones para evitar la violencia y actos vandálicos en los estadios. Sin embargo, la afición no parece entrar en razón a pesar de las consecuencias que han manchado mundialmente la noble ideología del deporte.
Pero, destacan psiquiatras y psicólogos. La mayoría de los autores de este tipo de actos llegan a un punto de arrepentimiento, sobre todo aquellos que resultan lesionados o terminan en la cárcel.
