Cientos de menores de edad indocumentados se enfrentan a una cruda realidad cuando son separados de sus padres.
Como el caso de Sayra Esparza, cuya vida cambió radicalmente cuando tenía 13 años. Debido a los problemas que su madre tuvo con la ley, terminó separada de ella y sin estatus migratorio.
“Mi mama tuvo problemas con la ley y me quitaron de ella”, cuenta Esparza, quien era indocumentada al igual que su madre. “Fue deportada [pero] yo nunca le he reprochado nada. yo no creo en eso”.
El abuso, negligencia o actos delictivos de sus guardianes legales, convierte a estos niños y jóvenes en elegibles para el llamado estatus de “inmigrante especial” al quedar bajo la supervisión de la corte.
Pero, incluso bajo esta modalidad especial, unos 130 menores indocumentados obtienen su tarjeta de residencia cada año en el condado de los ángeles. El condado es el único del país que tiene una unidad dedicada exclusivamente a asistir legalmente a los menores indocumentados bajo el cuidado de las autoridades.
“Es la primera vez que tenemos un depto que está haciendo esto para que estos inmigrantes especiales puedan labrarse un futuro, cumpliendo el sueño americano, distanciados del pasado de sus padres”, señala Hilda Solis.
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Sin embargo, activistas y autoridades aseguran que protocolos más estrictos por parte del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos están poniendo en peligro la garantía de quedarse en el país.
A pesar de esta inquietud, esta unidad especial del Departamento de Servicios Infantiles y Familiares en los ángeles ha tenido un 98 por ciento de éxito en la aprobación de estos casos por lo que el condado ha dirigido fondos exclusivamente para proteger a estos inmigrantes especiales.
