La fotografía cambió la vida de un inmigrante

En su vida diaria descubrió su talento para ese arte.

Agustín Melgar es un inmigrante que llegó de México en 1989 con tan solo 20 dólares en el bolsillo sin pensar que tenía talento para un arte en particular.

Melgar comenzó desempeñando varios trabajos, aprendió inglés y le tomó siete años arreglar su situación migratoria. Durante ese periodo descubrió que tenía talento para la fotografía o el “ojo”, como lo llaman algunos.

“El ojo significa que eres natural para tomar buenas tomas o tener una buena composición”, dice Melgar.

Ese don lo ha aprovechado al máximo, aprendiendo a detener el tiempo en cada foto y algo singular en sus modelos a través de la lente.

“Captar su alma, capturar su esencia”, relata Melgar. “Cuando podemos lograr eso podemos lograr un retrato que es perfecto”.

Esa perfección, destaca Melgar, lo ha ayudado a sobrevivir ante la competencia de las cámaras de los celulares y los estudios en tiendas y centros comerciales. Pero no solo ha logrado sobrevivir sino que también ha prosperado, ya que en junio de 2017 compró un edificio que había estado abandonado por 5 años.

Ese edificio, construido en 1905, lo convirtió en Palazio, un salón de eventos especiales que abrió sus puertas en julio de ese año. Con esa prosperidad, Melgar ha demostrado lo que se puede lograr con gran determinación y mucho trabajo.

“Si alguien me hubiera dicho, cuando tenía 19 años, que yo iba estar en el lugar en que estoy en este momento, les hubiera dicho que estaban locos que no era posible”, asegura Melgar.

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