Es común observar a las personas caminar para alejarse un poco del stress que les produce la ajetreada y abrumadora vida del sur de California.
Pero algunos lo hacen acompañados de otros caminantes, desconocidos, quienes les ayudan a combatir un poco la soledad.
Son conocidos como paseadores de personas, un servicio que ofrece compañía para una caminata. Pero, además de ser un acompañante, son compañeros de caminata que escuchan a quienes los contratan.
“Es una manera de compartir algo con alguien”, dice Joshua Heller, quien presta sus servicios como caminador. “Es como café con amigos pero caminando”.
Lo que nació como una ocurrencia de su fundador, Chuck McCarthy, se transformó en una idea seria al darse cuenta de la necesidad de vida social de muchos californianos.
En pocos meses, el servicio se ha popularizado y actualmente hay 56 paseadores de personas en distintas áreas de Los Ángeles, como el centro, el lado oeste y el Valle de San Fernando. Todos son sometidos a un estricto análisis de personalidad y verificación de antecedentes antes de ser contratados.
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El costo es de 7 dólares por 30 minutos para quienes contratan sus servicios y compartir un rato con una persona que los escuche.
“Hay gente que va a los bares a tomar y a hablar con el ‘bartender’ y hay gente que nada más quiere salir y caminar y encontrar más gente y conectar”, dice Heller.
