EDINBURG, Texas - El tema de los objetos voladores no identificados desata mucho interés y en el Valle del Río Grande un acontecimiento atrapa la atención de las personas. Principalmente cuando se habla de lo ocurrido en el Rancho Ovni, como se le conoce a un lugar muy especial en Edinburg.
El incidente que ha hecho famoso a este sitio ocurrió hace 57 años. Ese día ocho trabajadores excavaban caliche cuando medianoche, según lo narrado, ocurrió lo insospechado.
Manténte al tanto de las noticias locales y del estado del tiempo. Suscríbete a nuestros newsletters gratuitos aquí.
"De repente estaba este ovni con luz brillante. (Los trabajadores) comenzaron a señalarle a los autos que estaban pasando en el 490. Alguien llamó a la Oficina del Alguacil de Hidalgo", explica Noé Torres, investigador y escritor de ovnis.
En aquel entonces el caso fue investigado por Milo Ponce, quien llegó al lugar junto a su hijo Joe, quien tenía 18 años y hoy comparte lo que recuerda.
"Avisaron que la luz nos había atacado, que había causado la lumbre y se había quemado todo el equipo donde ellos estaban trabajando", explica Joe, hijo del investigador del caso.
En la actualidad, en el lugar se pueden encontrar numerosos escombros. "Hemos tenido muchos expertos de ovnis que han venido a investigar. Muchos de ellos traen máquinas especiales para poder ver si hay señales registrando radiación y otras fuerzas", recuerda Noé, quien asegura que han "encontrado fuerzas electromagnéticas".
En el 2012 Joe se acercó a Noé, quien investiga y ha escrito 30 libros sobre ovnis, para contarle lo siguiente:
"Es que dos hombres de las Fuerzas Aéreas estadounidenses vinieron a la Oficina del Alguacil y dieron instrucciones de que nadie fuera a hablar de lo que pasó en el rancho, nunca. Es un secreto militar, un secreto nacional y es prohibido hablar de ello", asegura Noé.
En el lugar Mary Mora, actual dueña del rancho, encontró enterrado un saco que aparentemente coincide con el uniforme que militares de las fuerzas aéreas usaban en los años 60.
Ahora a este lugar lo llaman el “Rancho Ovni” y Mary planea conservarlo para quienes son apasionados a los objetos voladores no identificados en el Valle del Río Grande.
