AP: hay 6,000 policías sin licencias por abusos

La investigación periodística abarca los últimos seis años

Las luces intermitentes penetraban la noche y las grandes letras blancas no dejaban duda alguna: era un vehículo policial. La mujer obligada a parar era una cincuentona que trabajaba en una guardería y que se dirigía a su casa tras jugar al dominó con amigas. Pensó que no tenía nada que ocultar, de modo que obedeció todas las órdenes que le dio el agente, que la acusó de manejo imprudente.

Posteriormente le dijo a un juez que fue obligada a recostarse sobre el auto policial para ser palpada y que el agente la obligó a levantar su vestido y a bajarse los panties para asegurarse de que no ocultaba nada. Contó que el agente le ordenó sentarse en la patrulla mientras él, muy cerca, con su arma a la vista, se bajaba el cierre de los pantalones y ella le imploraba que no lo hiciese.

"Apúrate", le dijo el agente, identificado en los informes policiales solo como J.L., mientras la obligaba a realizar sexo oral. "No tengo toda la noche". La acusación es estremecedora y refleja algo que se repite en todo el país.

Una investigación de un año llevada a cabo por la Associated Press reveló que hay unos 1,000 agentes que perdieron sus licencias en un período de seis años por casos de violación, sodomía y otros delitos sexuales, así como por posesión de pornografía infantil, contratar prostitutas o mantener relaciones sexuales estando en servicio.

La investigación de la AP es la más profunda jamás hecha de ese tipo de delitos por parte de la policía y probablemente no refleje el problema en toda su magnitud ya que es imposible recabar información de todos los estados.

California y Nueva York, por ejemplo, no tienen sistemas que permitan revocar las licencias de los agentes con problemas de conducta. Y entre los estados que suministran esa información, hay algunos que no reportaron casos de agentes que fueron dados de baja por delitos sexuales a pesar de que se comprobó que hubo casos de ese tipo mediante informes periodísticos y documentos legales.

"Sucede probablemente en todas las dependencias policiales del país", afirmó la jefa del departamento de policía de Sarasota, Florida, Bernadette DiPino. "Se hacen muy pocas denuncias y la gente teme que si hace una denuncia, va a tener a toda la policía detrás suyo".

La AP revisó los archivos de todos los estados con la información de los procesos de revocación de licencias de los agentes. Nueve estados y el Distrito de Columbia desistieron de suministrar esa información o dijeron que no tienen ese tipo de estadísticas. Se analizó así la información de 41 estados.

La AP comprobó que unos 550 agentes perdieron sus licencias entre el 2009 y el 2014 por delitos sexuales, incluidos violaciones, manoseos e intimidaciones en las que se exige a una persona que realice algún acto sexual para evitar ser detenida. Otros 440 agentes fueron dados de baja por cosas como posesión de pornografía infantil, voyeurismo o relaciones sexuales consensuales pero prohibidas.

Aproximadamente una tercera parte de los agentes cuyas licencias resultaron revocadas fueron acusados de incidentes que involucraron a menores. Casi todas las víctimas eran mujeres, muchas de ellas de los sectores más vulnerables de la sociedad: pobres, adictas y jóvenes. Otras tenían antecedentes policiales, lo que es aprovechado a veces por los agentes para obligarlas a hacer cosas. Hubo casos en los que víctimas de algún delito que buscaban ayuda terminaron siendo víctimas de hombres en uniforme.

Los empleados públicos involucrados en estos episodios fueron policías, guardias de prisiones y en escuelas. El estudio de la AP comprobó que los delitos sexuales son una de las quejas más frecuentes hacia el personal de las fuerzas policiales.

Casos ocurridos el último año revelan el enorme impacto que tienen estos incidentes.

En Connecticut, William Ruscoe, de la policía de Trumbull, comenzó a cumplir una condena de 30 meses de prisión en enero luego de declararse culpable de agredir sexualmente a una muchacha de 17 años que conoció a través de un programa para adolescentes interesados en trabajar para la policía. Los documentos presentados ante los tribunales revelan insinuaciones que comenzaron con mensajes de texto e intentos de besar y toquetear a la joven.

Hasta que una noche Ruscoe la llevó de vuelta a su casa. La muchacha dijo a los investigadores que a pesar de que le dijo que no "como mil veces", él la desvistió, la manoseó e hizo que ella lo tocase a él. En determinado momento le colocó esposas.

En Florida, Jonathan Bleiweiss, de la policía del condado de Broward, fue condenado a cinco años de prisión en febrero por forzar a una veintena de inmigrantes a realizar actos sexuales. Los fiscales dijeron que apeló a amenazas veladas de deportarlos para intimidarlos.

Y en Nuevo México Michael García, de la policía de Las Cruces, fue sentenciado en noviembre del año pasado a nueve años de cárcel por agredir sexualmente a una estudiante de secundaria que hacía una pasantía con la policía.

La víctima, Diana Guerrero, dijo en los tribunales que tras el incidente se sintió "una basura", que se desmoronaron sus sueños de ser policía y que sufre de depresión y revive constantemente el episodio.

"Perdí la fe en todo, en todos, incluso en mí misma", dijo Guerrero, quien hoy tiene 21 años y aceptó que se usase su nombre en este artículo.

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