La nueva guerra fronteriza

WASHINGTON (AP) — En un gesto llamativo, Jeanette Barraza Galindo dejó sus bolsas con ositos de peluche y cojines en un autobús durante una inspección en la frontera entre Texas y México, y declaró que no estaba al tanto de los 277.556 dólares que los oficiales encontraron ocultos en el interior.

Le entregaron las bolsas en una estación de autobuses, que según dijo a los investigadores eran regalos para un niño cuando ella regresara a México.

El delito por el cual se declaró culpable —contrabando de grandes cantidades de dinero en efectivo— atrae cada vez más la atención y los recursos de las autoridades federales encargadas de combatir el tráfico de drogas en la frontera.

Los agentes federales de inmigración dicen que sus investigaciones han producido más incautaciones de efectivo y arrestos en los últimos seis años a medida que los delincuentes, al esquivar el control de los bancos sobre las transferencias electrónicas, recurren al uso de dinero en efectivo para ocultar las ganancias producto del narcotráfico, mientras llevan el dinero al sur para redes criminales en México y otros lugares.

Es similar a la táctica que se asumió en la lucha contra el terrorismo: atacar las redes de financiamiento antes de que el dinero termine en manos de los líderes de los cárteles de la droga y las bandas de traficantes. Pero es difícil detener el flujo.

Funcionarios en Estados Unidos y México se están dando cuenta de que las empresas delictivas, al igual que otras compañías, no pueden funcionar sin un flujo constante de efectivo, dijo David Shirk, director del Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego, que promueve el estudio de cuestiones fronterizas.

"Estamos cambiando nuestra estrategia hacia una estrategia más diversa de no perseguir únicamente a los malos y arrestarlos, sino perseguir también sus armas, ir detrás de su dinero", señaló.

Es ilegal intentar introducir más de 10.000 dólares en efectivo a través de la frontera sin declararlos. Los funcionarios aseguran que ese crimen a menudo está relacionado con otras actividades ilegales, entre ellas el tráfico de drogas, las apuestas y el fraude en aduanas y con tarjetas de crédito. El dinero incautado se deposita en fondos de confiscación del gobierno, que se pueden utilizar para otras actividades de aplicación de la ley.

El gobierno del presidente Barack Obama ha identificado el contrabando de grandes cantidades de efectivo como uno de sus objetivos en su estrategia contra el crimen transnacional.

Paneles del Congreso celebraron audiencias sobre el tema el año pasado. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) reportó más de 150 millones de dólares incautados y 428 detenidos en las investigaciones sobre contrabando de efectivo en el año fiscal 2011, un alza con respecto a los 7,3 millones de dólares y 48 arrestos en el año fiscal 2005. Un centro contra el contrabando de dinero en Vermont que está a cargo de las investigaciones de seguridad nacional del ICE y que abrió sus puertas en 2009 amplió sus operaciones, en una señal de un mayor énfasis, anunciaron las autoridades en diciembre.

Sin embargo, los expertos dicen que la medición del impacto de ese enfoque reforzado es engañosa.

Es difícil rastrear el origen y el destino del dinero en efectivo, y los investigadores no siempre pueden contar con la ayuda de los mensajeros, que pueden estar más temerosos de cooperar que de pasar unos años en la cárcel.

Además, la cantidad incautada representa una fracción del total de dinero en juego. Los cálculos citados por las autoridades federales sugieren que por lo menos 18.000 millones de dólares en ganancias ilícitas traspasan la frontera suroeste del país cada año.

Un informe de 2010 de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental dijo que la dotación de personal e infraestructura en la frontera limitaba el éxito en la detección de grandes cantidades de dinero en efectivo, y también subrayó otro problema: el uso de tarjetas prepagadas, que pueden ser utilizadas para acceder a dinero en efectivo en cajeros automáticos y no están tan estrictamente reguladas como la banca tradicional.

"Yo llamo a esto ir ganando la batalla y perdiendo la guerra. Por supuesto, 90 millones de dólares suena como una gran cantidad", dijo Bruce Bagley, un profesor de estudios internacionales de la Universidad de Miami que investiga el tráfico de drogas. "Eso no es nada en comparación con los 19.000 a 39.000 millones de dólares que están regresando" a la economía mexicana.

El contrabando de efectivo, una forma aparentemente elemental de lavado de dinero, se ha convertido en un seductor método para los delincuentes, ya que los bancos se han vuelto cada más sofisticados al momento de detectar transacciones sospechosas. Entre las ventajas del efectivo está que se puede transferir sin dejar rastro y está disponible al instante.

Las organizaciones criminales generalmente mueven el contrabando hacia el norte de la frontera. El dinero que ganan fluye hacia el sur.

El dinero se recoge a menudo en centros de consolidación, quizás una casa en un tranquilo barrio residencial o un almacén, y luego se distribuye entre varios mensajeros, dijo Joseph Burke, jefe del Centro Nacional de Contrabando de Efectivo del ICE en Vermont. Dividir el dinero en porciones pequeñas significa que menos dinero se perderá si un mensajero es arrestado. Los grupos de narcotraficantes reclutan para la labor a familiares, socios y aquellos de menor rango en la organización.

Los mensajeros usan una amplia variedad de métodos para mover el dinero, incluyendo sujetarlo a su cuerpo, esconderlo en compartimentos de autos y ocultarlo en bolsas empacadas al vacío.

Efraín Pérez, un director de programa de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, dijo que los oficiales de la patrulla fronteriza vigilan en busca de comportamientos sospechosos, pero es imposible atrapar a todas las personas.

"Es como buscar una aguja en un pajar, pero ponemos una gran cantidad de recursos allí afuera", señaló.

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