Sigue el peligro en zona de incendio

GLENDORA, California — Centenares de residentes que huyeron de un incendio forestal en los suburbios de Los Ángeles regresaron el sábado a sus casas al expirar las advertencias de condiciones peligrosas debido a las llamas, aunque las autoridades dijeron que la grave sequía invernal sigue siendo una amenaza para la región. La última oleada de evacuados en el barrio de Azusa llamado Mountain Cove, a unas 25 millas al norte del centro de Los Ángeles, fue autorizada a volver a sus casas el sábado por la tarde. "Es estimulante, estamos muy agradecidos (a los bomberos) por salvar nuestra comunidad", dijo la residente Alexandra Ramos al canal de televisión KNBC-TV. Los bomberos se centraron en establecer un cortafuegos en torno a un incendio de casi 3 millas cuadradas y consideraban la rehabilitación del área quemada para evitar la erosión y posibles deslizamientos de tierra, dijo el vocero del Servicio Forestal de Estados Unidos Robert Brady. La contención aumentó de un 30% horas antes al 61%. La situación "comienza a parecer buena", indicó Brady. "Seguimos teniendo condiciones muy secas, por lo que quiero recordar a la gente que tenga cuidado". El incendio estalló a primeras horas del jueves en el Bosque Nacional Ángeles, cuando los vientos de Santa Ana azuzaron la hoguera de un campamento que según las autoridades fue prendida de forma temeraria por tres hombres. El viento diseminó rápidamente las llamas desde las Montañas de San Gabriel a Glendora y Azusa, donde unas 3,700 personas tuvieron que ser evacuadas en el peor momento del incendio. Fueron destruidas cinco casas y otras 17 viviendas, garajes y estructuras fueron afectadas, según las primeras valoraciones. Avisos de peligro crítico debido a la combinación del viento, humedad extremadamente baja y una vegetación extraordinariamente seca fueron prolongados repetidamente durante la semana. Algunas advertencias en zonas montañosas expiraron al mediar la tarde del sábado. El estado sufre un clima extremadamente seco y vientos de Santa Ana en el sur de California que soplan del interior hacia la costa, frenando el movimiento normal de humedad oceánica y elevando las temperaturas a niveles del estío. La sequía general en el estado impulsó al gobernador Jerry Brown a declarar oficialmente el viernes una sequía a fin de recibir asistencia federal.

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