
A partir del miércoles 7 de mayo, una aparentemente sencilla instalación en la Capilla Sixtina tiene sobre sí los ojos de millones de católicos que aguardan ver salir de esa chimenea el humo blanco, como también le llaman, que anticipará al mundo que hay una decisión y Habemus Papam.
Por ello, más que aguardar una conferencia de prensa o la presentación oficial desde el balcón principal de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, de quién sucederá al papa Francisco, el mundo está pendiente de la fumata que anunciará si los cardenales llegaron a un consenso de al menos 89 de los 133 votos posibles o si deberán seguir los trabajos en el cónclave hasta que haya un nuevo pontífice.
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Y en un mundo moderno, sorprende que en este rito centenario, la Iglesia Católica continúe utilizando una chimenea cuidadosamente construida e instalada, una estufa diseñada para la ocasión y el uso de recetas químicas precisas que hacen posible generar el humo negro y el blanco que transmitirán un mensaje inconfundible.
¿Por qué se usa el humo para anunciar un nuevo Papa?
La tradición de quemar las papeletas de votación de los cardenales data del siglo XV y se convirtió en parte de los rituales del cónclave destinados a garantizar la transparencia y evitar la manipulación, sobre todo después de que los retrasos en la elección papal provocaran frustración y malestar.
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El Vaticano empezó a utilizar el humo, que también es un símbolo que conecta con el Cielo al que asciende, como una herramienta para comunicar al mundo exterior lo que estaba ocurriendo en el cónclave, manteniendo la estricta confidencialidad de la votación de los cardenales.
Para este proceso, en el interior de la Capilla Sixtina se instalan de forma temporal, mientras está el cónclave, dos estufas: una para quemar las papeletas y otra para generar las señales de humo.
Ambas estufas se conectan a un pequeño conducto -un tubo dentro de una chimenea que permite la salida del humo- que sube por el tejado de la capilla hasta el exterior.
¿Cómo se logra el humo blanco y humo negro?
Para lograr la fumata negra, se quema una mezcla de perclorato potásico, antraceno y azufre, que produce un humo espeso y oscuro.
Para la esperada fumata blanca, se usa una combinación de clorato potásico, lactosa y colofonia de pino, que se quema de forma limpia y pálida.