En el mundo del fútbol, son pocas las mujeres que se animan a impartir justicia durante un partido ya que todavía se considera un mundo masculino en los deportes.
Sin embargo, hay representantes del género femenino que han decidido enfrentar esos mitos y convertirse en árbitros en la disciplina del fútbol.
Reyna Fonseca es un ejemplo de este fenómeno. Su desempeño en la cancha muestra que conoce el reglamento a la perfección y coordina con sus asistentes el plan de trabajo en la cancha.
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Incluso con estos conocimientos y dedicación, Fonseca sabe que, cada vez que una árbitro sale al campo para dirigir un partido de fútbol, se expone a recibir insultos con tintes sexistas.
También puede exponerse a ataques psicológicos e incluso, mostrar hasta tintes físicos. Pero, algunas veces, los que más le afectan son lo que escucha en la voz de una mujer.
Solo hay tres árbitros centrales y seis asistentes femeninas, reconocidas por la FIFA, en Estados Unido. El camino para llegar allí ha sido largo y, más de una vez, han sido víctimas de mensajes vergonzosos en un deporte que apela al respeto y a la inclusión de género.
