Crece el escándalo de los correos de Clinton

Crece el escándalo de los correos de Hillary Clinton

La aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, sigue intentando quitar hierro a su polémico uso de un servidor privado de correo electrónico para comunicaciones oficiales cuando era Secretaria de Estado, al tiempo que pierde terreno en las encuestas.

El Departamento de Estado confirmó el lunes a un tribunal de Washington que el número de correos electrónicos que las agencias de inteligencia quieren revisar, por poder contener información clasificada, ha aumentado a más de 300.

Estos correos, que varias agencias gubernamentales quieren revisar de nuevo, provienen de la lectura de una quinta parte de los 30,000 mensajes entregados por Clinton, por lo que proporcionalmente el número total de mensajes con posible información sensible podría ascender a más de mil.

La ex Secretaria de Estado pudo recibir o enviar en su servidor privado comunicaciones oficiales con información clasificada, algo que violaría las normas de protección de secretos de Estados Unidos.

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Clinton ha insistido en que jamás intercambió correos electrónicos con información clasificada como secreta cuando era Secretaria de Estado, durante el primer mandato del presidente estadounidense, Barack Obama, algo que supuestamente solo hacía con documentos físicos en su oficina o lugares seguros.

La aspirante demócrata salió al paso de las críticas el pasado viernes en el estado de Iowa, donde bromeó que se ha unido a Snapchat (la red social de videos y mensajes instantáneos que desaparecen segundos después de ser vistos) porque "esos mensajes desaparecen por sí solos".

En una entrevista con una emisora de radio pública en Iowa, Clinton aseguró que hizo lo que ha hecho cualquier otro Secretario de Estado, y que recibió permiso para utilizar su servidor privado: "nunca recibí o envié correos clasificados", sentenció.

"Esto es un problema que se va a resolver por sí solo", explicó Clinton, quien aseguró que ella fue la primera en pedir que todos sus correos electrónicos se hiciera públicos.

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Pese a los intentos de restar importancia a la polémica, el mítico periodista del diario The Washington Post, Bob Woodward, aseguró el lunes que la historia tiene muchos paralelismos con el escándalo Watergate y el hecho de que Clinton utilizara un servidor privado para comunicaciones oficiales es "inimaginable".

Woodward criticó que Clinton decidiera borrar otros 30,000 intercambios electrónicos que podrían ser de gran interés público y mostrar a los estadounidense quién realmente es la aspirante presidencial.

En este sentido, el periodista, que junto a Carl Bernstein, reveló el escándalo del Watergate que derribó al presidente Richard Nixon en 1974, dijo que la polémica de Clinton le recuerda a las grabaciones de Nixon.

"Miles de horas de conversaciones grabadas secretamente que él pensaba que eran exclusivamente para su uso", recordó Bernstein.

Clinton entregó la semana pasada todos los registros almacenados en sus servidores personales de correo electrónico al Departamento de Justicia, que ha iniciado una investigación sobre el uso que se dio a esos equipos privados.

La polémica de los correos electrónicos de Clinton se está acentuando al tiempo que la ex Secretaria de Estado cae en las encuestas para la nominación demócrata para las elecciones de 2016.

Su rival más cercano, el senador independiente Bernie Sanders, que se postula por su partido, avanza pese a no haber sido considerado un rival con posibilidades.

Según un sondeo de la cadena Fox News, por primera vez Clinton ha caído por debajo del 50% de apoyo, y ha perdido diez puntos porcentuales de ventaja frente a Sanders en tan solo dos semanas.

Ahora, Clinton se encuentra a 19 puntos porcentuales, con un 49% de apoyo, frente al 30 % de Sanders, que sigue siendo el político de esta carrera presidencial que más multitudes ha congregado en actos de campaña.

La polémica de los correos electrónicos de Clinton está siendo utilizada por los republicanos para atacar su papel cuando fue Secretaria de Estado y reforzar la imagen de persona escudada en el secretismo para no responder por sus errores. 

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