Revelan “huella dietética” detrás de alimentos de mascotas

Un investigador estadounidense estudió el tamaño del impacto ambiental que tiene la alimentación actual de perros y gatos en los Estados Unidos. 

El consumo de productos de origen animal por parte de los perros y los gatos es responsable de la liberación de hasta 64 millones de toneladas de metano y óxido nitroso equivalentes de CO2, dos poderosos gases que provocan el efecto invernadero.

El estudio publicado en la revista Plos One, toma como punto de partida que hay más de 163 millones de perros y gatos que consumen, como una parte significativa de su dieta, productos de origen animal y, por lo tanto, potencialmente constituyen una considerable "huella dietética". Este último término equivalente a lo que los científicos han llamado huella de carbono, como la medida de las emisiones/energía que se estima se libera/consume con la producción de un bien.

El estudio concluye que en los Estados Unidos los perros y los gatos consumen alrededor de 19% de la cantidad de energía comparada con la consumida en su dieta por parte de los estadounidenses,  lo cual equivale a la misma cantidad de lo que consume toda Francia.

Además producen alrededor del 30%, de materia fecal en comparación con sus dueños estadounidenses. Igualmente a través de su dieta, esta constituye alrededor del 25-30% de los impactos ambientales de la producción basada en animales en términos de uso de tierra, agua, combustibles fósiles, fosfato y biocidas. 

Para los perros de todos los tamaños, el porcentaje promedio de los propietarios que normalmente los alimentan con productors ricos en carne es de 38%. Para gatos, este número es del 30% . Dado el impacto medioambiental significativo de la producción de carne, las contribuciones de nuestros animales domésticos omnívoros y carnívoros merecen una atención especial.

De acuerdo a Gregory S. Okin del departamento de Geografía de la Universidad de California, Los Angeles, (UCLA) por primera vez se tiene una idea del consumo de energía y de productos derivados de animales que estas mascotas comen en los Estados Unidos, al igual que los impactos ambientales de los productos animales que se les suministran, incluida la producción de heces.

De acuerdo a Okin los estadounidenses son quienes más poseen animales domésticos en el mundo, pero la tradición de la propiedad del animal doméstico en los EEUU tiene costos considerables.

"A medida que aumenta la propiedad de mascotas en algunos países en desarrollo, especialmente China, y las tendencias avanzan en proveer alimentos para mascotas con un mayor contenido y mejor calidad de carne, a nivel mundial la propiedad de animales de compañía agravará los impactos ambientales de las opciones dietéticas humanas", indica Okin.

Aunque no aboga por renunciar a este tipo de mascotas, el estudio hace una propuesta que sería reducir la tasa de propiedad de perros y gatos, "tal vez a favor de otras mascotas que ofrecen beneficios similares de salud y emocionales, lo cual reduciría considerablemente estos impactos ambientales". En tal sentido habla de mascotas que consuman menos derivados de la carne.

Adicionalmente "los esfuerzos simultáneos de toda la industria para reducir la sobrealimentación, reducir lo que se desecha y encontrar fuentes alternativas de proteínas también reducirán estos impactos".

El estudio acota que para hacer el cálculo del consumo directo de alimentos hecho por perros y gatos se basan en los datos disponibles: listas de ingredientes para los alimentos para perros y gatos y la composición de estos ingredientes cuyas densidades energéticas son bien conocidas.

Como último consejo y a manera de reflexión el investigador acota que no es sólo el tema de con qué alimentamos las mascotas, sino cómo las alimentamos lo que contribuye a los impactos ambientales, y la obesidad es un problema importante entre los animales domésticos.

"Medidas simples como la alimentación de perros y gatos con las cantidades adecuadas nutricionalmente sin duda reducirá su impacto ambiental y energético. Sin embargo, sin una reducción a gran escala de su número y cambios en el sistema alimentario que reduzcan drásticamente el consumo per cápita de los productos animales, el impacto ambiental y energético de estos animales seguirá siendo significativo".

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