Estado del sureste programa ocho ejecuciones en 10 días

Arkansas no ejecuta a ningún preso desde 2005 y era uno de los numerosos estados del país con la pena de muerte estancada en los tribunales por litigios contra sus protocolos.

WASHINGTON - El gobernador del estado de Arkansas, el republicano Asa Hutchinson, programó este lunes las ejecuciones de ocho presos condenados a muerte en un lapso de diez días entre el 17 y el 27 de abril.

Hutchinson tomó esta decisión después de que la semana pasada el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazara una demanda interpuesta por un grupo de presos en contra de las inyecciones letales utilizadas por el estado de Arkansas y diera así luz verde a reanudar ese castigo.

Arkansas no ejecuta a ningún preso desde 2005 y era uno de los numerosos estados del país con la pena de muerte estancada en los tribunales por litigios contra sus protocolos.

"Esta medida es necesaria para cumplir con lo estipulado por la ley, pero también es importante para que las familias de las víctimas, que han vivido mucho tiempo con litigios en los tribunales e incertidumbre, puedan cerrar este capítulo", dijo Hutchinson.

El gobernador dictó el 17 de abril como fecha para la ejecución de Bruce Ward y Don Davis, ambos hombres blancos.

Ward fue condenado a muerte por la violación y asesinato de una dependienta de una gasolinera de 18 años en 1989, mientras que a Davis le espera una inyección letal por el asesinato de otra mujer en 1990.

El 20 de abril, Arkansas tiene previsto ejecutar al afroamericano Stacey Johnson por el asesinato de un guardia de prisiones en 1995 mientras cumplía una cadena perpetua por matar a un empresario cinco años antes.

Ledell Lee, también afroamericano, tiene una cita con el verdugo ese mismo día por la violación y asesinato de una mujer en 1993. Lee está señalado además de haber violado a varias mujeres y de haber asesinado a otras dos.

El 24 de abril será el turno del afroamericano Marcel Williams por el secuestro, violación y asesinato de una mujer en 1994 y de Jack Jones, un hombre blanco, por la violación y asesinato de una mujer en 1995 y el intento de asesinato de su hija de 11 años.

El 27 de abril, Arkansas pretende ejecutar a Jason McGehee, un hombre blanco, condenado a muerte por el asesinato en 1996 de un adolescente con el que vivía y que le delató a las autoridades por cobrar cheques robados.

También tiene cita con el verdugo el afroamericano Kenneth Williams por el asesinato de un hombre durante una fuga de la prisión en 1999 en la que cumplía cadena perpetua por otro homicidio un año antes.

Pese a la estructurada programación, el futuro de estas ocho ejecuciones es toda una incógnita ya que las distintas veces que Arkansas ha tratado de acabar con la vida de estos reos a lo largo de la última década diferentes tribunales han abortado sus intentos.

Además, el estado carece en estos momentos de uno de los tres químicos utilizados en sus inyecciones letales, cloruro de potasio, mientras que el sedante midazolam, más difícil de adquirir, caduca justo a finales de abril.

Desde que el Tribunal Supremo restauró la pena de muerte en 1976, 1,446 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, 27 de ellos por Arkansas.

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